Este fue uno de esos viajes que acabo pasando porque tenía que pasar, pero no porque fuese el que tenía en mente: ni era la mejor época (en abril todas las guías de viaje desaconsejan viajar porque es época de lluvias), ni sabía yo si las vacaciones de semana santa eran suficientes, y me daba un poco de respeto viajar a la África profunda.
La idea era un Bali, Tailandia, incluso Grecia… pero no, no, imposible todo, carísimo!
Y pum, en eso que caigo encima de Kenia, y con Egyptair billetes ida y vuelta a unos 450€… epa! Empezamos a investigar, unos amigos nuestros habían estado así que también les preguntamos… y nos decidimos: para Kenia que nos vamos!!
Fue una experiencia INOLVIDABLE, MÁGICA, ALUCINANTE… que recomiendo a TODO EL MUNDO QUE PUEDA… Kenia e-na-mo-ra! Eso sí, recomiendo hacerla al pie del cañón, nada de contratar safaris ya hechos desde la comodidad de la casa o sin ver poblados o ciudades que te pongan un poco en alerta y te saquen de la zona de comfort.
Kenia hay que vivirla!
Antes de irte a Kenia, ¿qué tienes que saber?
Es un viaje que toma una cierta preparación ya que es un país donde se va de Safari, o sea, a ver animales que te podrían arrancar la cabeza de un bocado básicamente, jajaja. Y hay que mentalizarse de eso, pero también del cambio que supone culturalmente ir a un país así:
1) Se necesita un visado para entrar a Kenia, cuesta 50€ y se puede sacar online a través de la web https://e-visado.es/kenia; a veces se cuelga, no acepta la foto en el tamaño que toca… puede costar lo suyo, así que paciencia, y hacedlo con tiempo, aunque tampoco os paséis (máximo 30 días antes).
2) Para ir a Kenia no es obligatoria pero sí recomendable la vacuna de la FIEBRE AMARILLA. Si vais a vuestro centro de vacunación os darán cita o mismo os la pondrán el mismo día. Cuesta unos 20€ y es para toda la vida, o sea, vale la pena. Yo no tuve ningún efecto adverso.
3) Para ir a Kenia no es obligatorio pero sí recomendable las pastillas para la malaria (y más yendo en la susodicha época de lluvias). Con una cita a vuestro médico de cabecera y una receta, cuestan muy baratas y son una al día, empezando un día antes de iros y luego una semana después de la vuelta. Tampoco tuve efectos adversos y yo que soy hipocondríaca, me curé de males. Mi novio que estuvo ahí un mes y pico no se tomó nada y también le fue bien.
4) Llevar dinero en efectivo siempre es una buena idea, y después encontrar ahí casas de cambio que lo cambien a un buen precio. Cuando yo estuve daban por cada euro, unos 140 chelines. Aún así, no es un país barato y los precios están bastante europeizados, por lo que el viaje no sale tirado.
5) Llevar medicamentos y seguro médico, a mi siempre me tranquiliza, pero no es obligatorio.
6) Pasaporte en vigor.
7) Vacuna COVID, nos la pidieron a la llegada.
8) Llevar SÍ O SÍ BINOCULARES, porque si no, en el Safari, perderéis mucha visión de lo que pasa a vuestro alrededor. Y una buena crema solar no está de más tampoco ;)
9) Descargar la aplicación UBER y BOLT, ahí funcionan super bien y las usaréis un montón.
10) Airbnb funciona muy bien y se puede reservar directamente IN SITU.
11) Las tarjetas SIM de internet son fáciles de conseguir en Nairobi, tan solo hay que pedir por una tienda de telefonía que las venda y te lo hacen al momento. Me costó unos 5€ por los 10 días de internet.
12) Me fue muy útil disponer de la targeta de crédito de REVOLUT, me permitió sacar dinero cobrándome solo 4€ de comisión (BBVA me cobraba 12€). Mi madre pudo hacerme una transferencia internacional instantánea porque no podía entrar a mi cuenta BBVA, y me salvó el viaje!
13) En Kenia hay un sistema muy parecido al Bizum que se llama MPESA. TOOOODOS los comercios, supermercados, hoteles, restaurantes, particulares, taxis... lo usan. Es una pasada, Bizum multiplicado por mil. Lo tienen anunciado por todo, con neones y letras enormes, como si se tratase de una revolución. Es una aplicación que se descarga fácilmente una vez tengáis internet y funciona como una targeta prepago: hay que recargar dinero físico en cualquier establecimiento que tenga MPESA y luego se puede pagar usando la app mediante un sendero de iconos y códigos (cada establecimiento tiene el suyo). Al principio parece un poco lioso pero después es muy intuitivo y la verdad que es una pasada, muy útil y recomiendo 100% su uso y descarga, sobretodo porque cuando se maneja con cantidades pequeñas y que solo lleváis billetes grandes, te evita tener problemas con el cambio. Lo pagas por MPESA, la cantidad justa, y listos!
10 DÍAS POR KENIA: ITINERARIO
Al final de cada sección añado las conclusiones del día de cada sitio; pero en este viaje no puedo añadir los gastos promedios al día ya que lo hice en abril y mi memoria falla :’) pero sí que al final del post haré un análisis de los gastos totales:
- 5 - 6 de abril : Vuelos Menorca - Barcelona - Nairobi
- 6 de abril : Nairobi
- 7 de abril : Nairobi - Nakuru
- 8 de abril : Safari en Parque Nacional de Nakuru
- 9 - 10 de abril : Nakuru - Naivasha: Safari en Crescent Island y Hell's Gate
- 11 - 12 de abril : Naivasha - Narok - Masaai Mara (Safari)
- 13 de abril : Masaai Mara - Nairobi
- 14 de abril: Nairobi
- 15 de abril : Vuelos Nairobi - Barcelona - Menorca
Al final de esta entrada del blog encontraréis las CONCLUSIONES DEL VIAJE y los GASTOS TOTALES por persona aproximados. No hay recomendaciones de restaurantes ya que fui en abril y no recuerdo la mayoría, pero a parte, hubo muchos días que comíamos de picnic en el safari o no comíamos la cena porque estaba todo cerrado
¿Empezamos?
5 - 6 de abril: Vuelos
Volaba sola por primera vez en un vuelo de más de 3 horas; no negaré que estaba un poco nerviosa, pero también ansiosa por la experiencia.
La compañía con la que volé (básicamente porque era la más barata) fue Egyptair. Aun así, antes de empezar con esa compañía tenía que llegar a Barcelona, ya que soy de Menorca… así que me fui con Vueling hasta Barcelona, afortunadamente muy puntual, y ahí esperé unas horitas para embarcar en el vuelo que me llevaba a Nairobi.
No había facturado maleta, viajé con una mochila de mochilera total, de 40 litros comprada de segunda mano (y la verdad, un éxito).
Era un vuelo con una escala de apenas una horita en El Cairo, cosa que me preocupaba por si íbamos con retraso, pero siendo que era la misma compañía, tampoco era una preocupación excesiva. En Barcelona además coincidí con una pareja que volaba también a Nairobi, por lo que estábamos en las mismas (la mayoría de gente bajaba y se quedaba en El Cairo).
El tiempo parecía que iba a acompañar pero yo por si acaso me llevé un poco de todo, parecía que me iba a las Maldivas y al Himalaya a la vez, jajaja!
El vuelo en sí fue super bien, la atención en los vuelos de Egyptair fue muy buena y la comida también estuvo muy bien, con un menú variado y abundante. Viajaba además en época de Ramadán, por lo que todos los musulmanes en el avión no comieron hasta que se fue el sol y se pasaron el viaje rezando el Corán.
Pues bien, después de salir de mi casa a las 12 del mediodía, aterricé día 6 de abril en Nairobi puntualísima. Bajamos del avión a pie, en un aeropuerto muy a oscuras, y entramos por una puerta que parecía el acceso trasero a un angar, o sea nada que ver con la imagen de aeropuerto que tenía yo hasta ese momento. Y, obviamente, TODO el mundo era NEGRO. Y sé que es un comentario redundante pero me parece importante recalcar que es un shock ver que ahí la que eres “diferente” eres tu; y mola mucho!
Bueno, pues veo que una señora del aeropuerto va parando a la gente… y yo, confiada, pensé “está pidiendo la vacuna de la fiebre amarilla”. Voy con ella preparada en la mano y… “Hello lady, Covid vaccination please?”… Mi cara debió de ser un POEMA. No sabía dónde coño tenía yo lo del covid, si hacía un montón que nadie me lo pedía… y no me dejaba pasar. Os juro que por un momento me vi repatriada para España.
Bueno, me inventé que lo tenía pero que no me iba internet y no podía encontrarlo, así que la señora me dio la clave wifi del aeropuerto para que pudiese buscarlo. DISH! Bueno, lo “busqué” y cuando me vio tan desesperada me dijo: “las llevas, las vacunas?” Y yo “sí sí, claro!” “Venga, pasa”. ¡Menos mal!
Salí fuera del aeropuerto y con un taxi fuimos hasta el piso AIRBNB que tenía alquilado en Nairobi. Calles sin iluminar, y toda la gente que no se veían porque claro, al ser negros y de noche… es que parece una tontería lo que estoy diciendo pero es un contraste tan heavy pasar a ser el grupo minoritario! Llegamos como a las 5:30 de la mañana y me fui directa a dormir hasta las 11h más o menos, no quería perderme ni un minuto de esta gran aventura!!
6 de abril : Nairobi
Salimos para el centro de Nairobi con un Uber. La ciudad de Nairobi es muy grande, con calles muy largas pero, obviamente, todo muy dejado. Llegados al centro sabíamos que al día siguiente queríamos ir a Nakuru, así que hablamos con el Uber y negociamos un precio para que nos recogiera a la mañana siguiente y nos llevara. Acordó llevarnos por 5000 chelines, unos 35€ (contando que eran unas 4 horas de viaje nos pareció buen precio).
Estuvimos andando por el centro, pero cuando digo centro no hay que imaginar un centro como el de cualquier ciudad europea; es un centro donde están los negocios y las tiendas más importantes, pero que son cuatro cuadras, y ya. Aún así, es una ciudad bastante “europeizada” porque recibe el turismo, comparado con otras ciudades que veríamos después (o con Dar El Salaam, capital de Tanzania).
No hay muchos monumentos (había una mesquita bastante concurrida siendo época de ramadán) y sí que lo que había era mucha gente en la calle, mendigando. Eso sí, no hay edificio sin su tienda: ya sea un banco, una tienda de móviles, una de souvenirs, o una de ropa; hay tienda, tras tienda, tras tienda… y cada establecimiento (mejor que “tienda”) tiene una o dos personas de “seguridad”: y con eso no nos imaginemos un negro de 4x2, si no que cualquiera puede ser guarda de seguridad.
Incluso en establecimientos random, como centros comerciales, o alguna tienda que se le cruzara al dueño, te hacían dejar las bolsas en un supuesto “detector de metales” y te manoseaban, y eso a mi chico le ponía de los nervios y lo decía bien claro “It’s incredible, man!” Jajaja.
También nos venían nenes muy pequeñitos (igual de 3/4 años) a pedir dinero (te cogen de la mano para darte pena), mientras las madres les observaban a lo lejos. Le di a uno de ellos un zumo que me había sobrado del avión y la cara fue de completa felicidad.
También venían a querer vendernos Safaris, con la típica técnica de “where are you from my friend? Welcome to Kenya, Hakuna Matata! Safari, my friend?”. Pero como teníamos todo cogido y tenemos experiencia, sobretodo mi chico, en este tipo de cosas… les decíamos que no, algunos insistían más que otros pero por lo general, todo bien.
Aproveché para sacarme también la tarjeta SIM y cambiar dinero, lo cual fue relativamente fácil.
Comimos en un restaurante que se encontraba en un primer piso y que hacía comida india sobretodo, el KILIMANJARO JAMIA, porque siendo que no como carne ahí lo que me tocaría comer sería mayormente arroz y verduras. Recuerdo que se comía bien y a buen precio.
Y después de comer pillamos un Uber (por unos 300 chelines) para que nos llevara al Giraffe Center, el centro de jirafas de Nairobi… ¡tenía muchas ganas de conocerlas y fue… muy emocionante!
Pagamos la entrada, que no era muy cara (no recuerdo exactamente cuánto) y entramos en un pequeño recinto que nada, era como un círculo donde cogías un bol con comida para jirafas y tenías ahí unas 7/8 jirafas que iban y venían para comer la comida.
Como primera experiencia en Kenia es realmente divertida y alucinante, no te haces a la idea de lo enormes que son estos animales hasta que los tienes cerca y hasta que te quieren comer la comida… ¡y tus pelos! Había una que tenía muy mala hostia, y obviamente era la que más “gordita” estaba jajaja.
Después en ese centro tenían como un pequeño museo donde explicaban un poco la historia del recinto, quién lo construyó, quiénes son las jirafas (quiero decir, su nombre, edad y demás)… y hay un barcito por si te quieres tomar algo. Bien, como primer contacto, guay!
Finalizada la visita nos fuimos para el piso a descansar, ya que lo llevaba un jet lag que era más cansancio de haber dormido poco, y al día siguiente nos levantábamos a las 7h para irnos para Nakuru, nuestro primer Safari!
CONCLUSIONES DEL PRIMER DIA EN KENIA Y NAIROBI
1) Nairobi es una ciudad caótica, como todas las ciudades que se salen del mapa europeo: sucia, con pocas señalizaciones, cada personas conduciendo por donde le da la gana… aun así, no me sentí insegura en ningún momento y hay bastante variedad y opciones para comer, cosa que se agradece.
2) Hay miseria, pero como digo, si sales de Europa, es lo que te vas a encontrar.
3) El centro de jirafas vale la pena si es vuestro PRIMER DÍA. Si ya habéis hecho Safaris, es un extra como para tener a las jirafas mucho más cerca y darles de comer, pero supongo que no sorprende tanto cuando ya las has visto más veces.
4) El servicio de Uber y Bolt son una pasada: quién diría que en un país así pueda funcionar eso tan bien… pues es que igual es la concepción que tenemos del país, y está más desarrollado de lo que nos pensábamos.
7 de abril : Nairobi - Nakuru
Nos levantamos tempranito, sin desayunar (no recuerdo si paramos a por un café siquiera), pero teníamos galletas para pasar el viaje. Nos recogió nuestro Uber a la hora acordada y super puntual, y nos fuimos para la primera parada del viaje (fuera de Nairobi): Nakuru. Es una ciudad al lado de un lago (con el mismo nombre) situados al norte del país; ahí sería nuestro primer Safari. Estuve leyendo que era uno de esos Safaris que no recomiendan como indispensable, pero que, por tanto, había menos turistas. Decidimos hacer este en lugar del de Amboseli porque 1) para llegar a Amboseli era una odisea y 2) mucho más caro Amboseli que Nakuru.
Como no teníamos claro cómo llegar, decidimos la comodidad del Uber. Fue toda una aventura. Coincidía que también empezaban ahí las vacaciones de Semana Santa y había muchísimo tráfico, por lo que tardamos más de lo que pensábamos en llegar. Sumado a que allí en una carretera de dos carriles, se hacen 4, jajaja. Yo flipaba: coches adelantando viniendo otros de cara, motos, camiones, buses repletos (pero repletísimos) de peña hasta arriba bajándose al arcén a adelantar… bueno, un caos, pero un caos!
Eso sí, de golpe, miramos a nuestra izquierda y… monos!! A nuestra derecha… zebras!! No todo el camino, obviamente; pero ostras, para una europea, eso era lo más!
Bueno, llegamos a Nakuru, y al final decidimos darle a nuestro Uber 6000 chelines por el viaje, y se ofreció a traernos de vuelta de donde fuese que estuviésemos hasta Nairobi. Le dijimos que estaríamos en contacto.
Entramos en el hotel, el HOTEL WATERBUCK y nos quedamos parados, ya que era un hotel que no pegaba con el entorno: acabábamos de llegar a Nakuru, una ciudad que era más pueblo que ciudad, con calles por asfaltar, algunas asfaltadas, pero se lo veía muy pobre… y ese hotel era como un hotel de los sesenta, con mobiliario muy extravagante, con piscina, restaurante… Hacemos el check-in, todos super amables, y entramos en la habitación. Decidimos ir un ratito a relajarnos a la piscina pero, había niños… vaya por dios! Así que decidimos volvernos para la habitación y ducharnos. El agua corría y corría y no salía agua caliente; tampoco la queríamos caliente porque no hacía frío, pero sí tibia. Bueno, pues aprendimos la primera lección en Kenia: NO estamos en el primer mundo. El agua se controla para su uso y el calefactor se encendía a ciertas horas para que los huéspedes tuviesen agua caliente, y esa no era la hora del agua caliente…jajaja! Y otra lección: la presión del agua no es la misma en Europa que en Kenia xD.
Salimos a buscar un sitio donde comer y ya os digo, hay que quitarse la visión europea de TODO e ir a buscar lo inesperado. Justo en la esquina del hotel, en un pueblo muy campechano, había un centro comercial relativamente grande, con su KFC, su gran supermercado, y un restaurante bastante grande, ROZINA’S RESTAURANT. Ahí comimos, un poco de comida india también, y luego fuimos a descubrir un poco Nakuru. Al día siguiente íbamos de Safari y aun no teníamos hecha la reserva!
Nakuru como ciudad nada, otro caos sin sentido, una calle vacía y la otra llenísima de gente chillando para los buses, tres subidos en una moto, de golpe un parque, de golpe otro supermercado enorme… xD. Perros callejeros, gente mendigando… de verdad que son cosas que tenemos tan interiorizadas, esa “organización europea” que viajar te abre los ojos a ver otros mundos.
Y en eso que vemos un coche Jeep con un número de teléfono al que contactar para el Safari. Mandamos whatsapp y negociamos el precio. Sabíamos que la entrada al parque eran unos 60€ por persona, y pudimos negociar un coche Jeep por unos 120€ ambos por un día. Hay otras opciones más económicas con Jeep compartido, pero nosotros estábamos dispuestos a pagar un poco más para tener nuestro espacio en el jeep y poder disfrutar de los animales y del paisaje sin presión y a nuestros tiempos.
Volvimos al supermercado del centro comercial de al lado del hotel y compramos para hacernos unos sandwiches para llevarnos para el día siguiente al Safari, ya que no nos incluía la comida. También compramos unos plátanos que son típicos de ahí que son como mini-plátanos, se comen de un bocado, y durante todo el viaje fueron nuestra salvación. Esa noche si no recuerdo mal, no cenamos, o cenamos unas galletitas y poco más. Preparamos todo y al día siguiente nos recogían a las 6:30am, madrugón!
8 de abril - Safari en el Parque Nacional Nakuru
¡Qué emoción! Mi primer safari! Nos esperaba un Jeep con el conductor que nos lleva directamente a la entrada del parque.
Y ahí empezó la primera discusión; al ser turistas, te ven como dólares con patas, y resulta que a parte de la entrada y de lo que costaba la excursión en sí, teníamos que pagar también la entrada del coche, que eran como 30€ más (ahora mismo no recuerdo bien). Ya estábamos ahí, lo pagamos y palante. De todos modos, le escribimos un mensaje al propietario de la empresa del Jeep diciéndole que no nos parecía justo que tuviésemos que pagar nosotros la entrada del Jeep, que eso debería estar incluido en el precio. Y lo cierto es que durante el día nos contestó y nos dio la razón, descontándonos esa parte del precio final.
Entramos al parque que aún había una bruma muy fina, y la luz del amanecer, y estábamos solos y era espectacular. Empezamos a ver los primeros animalitos, gazelas y “pumbas”. Yo estaba emocionadísima. Nunca había visto esos animales, y menos en libertad.
El guía iba parando, nos dejaba observar, e íbamos conduciendo tranquilamente por zonas muy verdosas, sin apenas cruzarnos con otros coches… la verdad, una experiencia muy bonita.
Seguimos avanzando y nos encontramos con ñus, enormes, y algún que otro mono que era curioso porque nos había visto (u olido) los platanitos y se quería aproximar al coche para que le diésemos. Pudimos hacerlo una vez, pero ya el conductor nos vio y nos dije que estaba prohibido darles de comer a los animales… :(
Todo era muy bonito, pero lo espectacular estaba por llegar… a lo lejos, el guía nos avisa de que ve a un RINOCERONTE BLANCO. Una especie en peligro de extinción (quedan 1000 y pico en todo el mundo) y muy raro de dejarse ver. Eso sí que fue una pasada, ver a ese bicho caminar libremente, wow!
En la foto del rinoceronte no sé si se aprecia, pero fue un comentario que tuvimos con mi chico, el hecho de que este parque nacional estaba muy cerca de la ciudad; se veían cables, casas y incluso se escuchaba circulación al fondo… cosa que hacía que la magia de estar en medio de la naturaleza se perdiera un poco (en Maasai Mara no pasa, por ejemplo).
El Lago Nakuru solía ser famoso por la cantidad de aves (sobretodo de flamencos) que solía albergar. De hecho, los amantes de la ornitología iban al lago Nakuru porque era como el santuario de las aves. Parece ser que la salinidad, junto con la polución, han hecho que los flamencos y otras aves emigren a otros lagos más al sud (como el Naivasha), y por eso fue que no vimos ni UN flamenco. Lo que sí vimos, fue un hipopótamo tranquilamente durmiendo en la orilla del lago y a MUCHOS macacos.
Seguimos por la ruta, eran casi las 11 de la mañana (llevábamos unas 4 horas de Safari ya), y el guía decide salirse de la carretera estipulada y meterse en medio de un tipo de selva frondosa en medio de las llanuras; el camino era una pasada, parecía que en cualquier momento un jaguar tuviese que saltarnos al coche… pero la verdad que no vimos ningún depredador. Todo herbívoros (para un primer día de Safari, ya va bien, así coges confianza), jajaja!
Los jeeps que llevan las empresas de excursiones no son precisamente jeeps actuales, por lo que chirrían y tiemblan un montón, y eso hace que estar de pie o tantas horas con el traqueteo de la carretera, canse. Pero vale mucho la pena, porque el regalo venía ahora.
El guía se pone a subir por unas cuestas con el Jeep, que yo pensaba que íbamos a volcar en cualquier momento, y al fondo, vemos un grupo de jirafas… ooh! Qué guay! Hacía dos días que las habíamos visto en Nairobi, pero no es lo mismo verlas en un área pequeñita, que verlas ahí en el parque, a su aire, comiendo, pastando… fue muy muy muy guay. También vimos a un grupito de zebras muy de cerca, y me recordaban mucho a un poni pequeñito… son muy dulces!! Es verdad que ya después pasado un tiempo en Kenia lo que menos te acaba sorprendiendo son las zebras, ya que hay por todos lados, jajaja! Pero los primeros días, todo te sorprende!
Bueno, esto fue la guinda del pastel; después tocaba bajar la colina off-road que había subido el guía… que otra vez me cagué encima! Jajaja pero bueno, nos estaba ya entrando el hambre, eran las 12:30, así que pusimos rumbo a una zona donde se podía picniquear y sentarnos y relajarnos un poquito. Era gracioso porque era una zona con una caseta para hacer fuego (rollo un camping), pero con cero supervisión, algo muy raro; y ahí pastando, como quien tiene un asno, dos zebras; obviamente no se dejaban tocar, pero te podías acercar bastante.
Comimos tranquilamente nuestro sándwich vegetal que habíamos preparado con atún, mayonesa, tomate… riquísimo! Y nos volvimos a subir al jeep. Como podéis ver en la foto, íbamos abrigados; no hacía frío, pero corría un airecito que era muy agradable y te obligaba a ponerte una camisita.
Emprendimos otra vez la ruta a eso de las 14h, y el guía nos llevó a un hotel que se encuentra en medio del parque nacional de Nakuru donde nos podíamos tomar algo si queríamos o relajarnos un ratito más (yo creo que el parque ya no daba más de si, jajaja!). Bueno, pues ahí estuvimos como una hora tomándonos un café y vimos unas aves preciosas, así con colores amarillos, que tenían montones de nidos alrededor de la zona de la piscina. Estuvimos mirando el precio en Booking del hotel y no era tan caro, y la verdad que las vistas era muy bonitas…
A eso de las 15h ya volvimos para Nakuru, necesitábamos una ducha y descansar. Esa noche tampoco cenamos porque quisimos ir a un restaurante que resultó ser medio discoteca y era imposible hablar ni entenderse , pero vamos la marcha que llevaban! Jajaja
Al día siguiente cogimos un Uber hasta Naivasha, donde también hay un lago y donde íbamos a hacer nuestro primer Safari A PIE!
CONCLUSIONES DE LOS DOS DÍAS EN NAKURU Y DEL SAFARI
1) Cuando organicé el viaje lo hice pensando en acabarlo en el Maasai Mara porque sabía que era el más conocido y espectacular de todos. Y me decanté por el Nakuru como primer safari para tener un primer contacto. Y fue un acierto: es un safari prescindible si vais a ver el Maasai Mara y no tenéis tiempo, o si ya habéis hecho el Maasai Mara o el Amboseli. Por tanto, NO LO RECOMIENDO SI YA HABÉIS HECHO LOS OTROS SAFARIS.
Pero si tenéis los días, y os sobra tiempo, el paseo por el parque es agradable, el paisaje es hermoso y no es de los más caros, por lo que se agradece.
9 - 10 abril : Nakuru - Naivasha : Crescent Island & Hell's Gate
Esa mañana nos levantamos un poco más tarde y nuestro Uber (o Bolt, ahora no recuerdo cuál fue de los dos) nos recogió en el hotel para llevarnos para Naivasha. Era un trayecto de menos de dos horas en coche y estábamos super emocionados porque habíamos reservado, ahora no recuerdo si por Airbnb o Booking, una cabaña justo delante del lago Naivasha, con unas fotos del sitio espectaculares donde te despertabas casi con una jirafa comiéndote de la mano. Se llamaba THE WAVE BOFFAR CABINS y habíamos hablado por whatsapp de que nos reservaba específicamente esa cabaña con la vista al lago.
Bueno, el taxista nos deja en la entrada de un camino de tierra que tuvimos que andar unos 10 minutos para llegar al lugar; no importaría si el lugar hubiese sido la hostia, pero resultó ser una cabaña, sí, pero al lado de un riachuelo putrefacto, con cuatro perros callejeros revoloteando, un restaurante pegado y en una zona del lago donde los árboles eran dignos de la escena de las hienas del Rey León jajaja. Aun fue más grande la sorpresa cuando resultó ser que la habitación que teníamos era la que daba a las vistas del restaurante, no del lago (no sé si con las vistas al lago nos hubiésemos quedado tampoco…). La cuestión fue que nos encontramos ahí, teniendo claro que NO nos íbamos a quedar, y sin un sitio dónde dormir esa noche. Pero bueno, era aun temprano, y no queríamos que eso nos arruinara el día ya que aun teníamos que empezar el Safari.
Hablamos con la dueña de las cabañas y accedió a devolvernos el dinero ya que teníamos la razón, no había que discutirlo demasiado, y accedimos a que fueron ellos mismos quienes nos llevaran a CRESCENT ISLAND.
CRESCENT ISLAND es, como su nombre indica, una isla de 5km2 donde todos los animales que hay son herbívoros, por lo que se permite la visita a pie. El único modo de llegar a ella es con unas embarcaciones desde las orillas del lago y se tarda unos 20 minutitos. Nosotros acordamos con los de las cabañas que nos llevaran y recogieran ellos mismos a la hora de vuelta (las 17h).
Las barquitas son típicas barcas de pescadores y a parte de llevarnos hasta la entrada del parque nos dio una vuelta por el lago y flipamos cuando vimos unos hipopótamos tomando sol al lado de una playa llena de gente bañándose!!! No me extraña que luego sea el animal más mortífero de África!!
Una vez llegados a la entrada de CRESCENT ISLAND, te cobran 23€ por persona (pagamos con MPESA al cambio) y nos indicaron que había el camino marcado por donde ir. Nos ofrecieron los servicios de un guía porque se ve todo mucho mejor y te explica y etc etc y, ya os digo, NO LO COJAIS. No vale la pena! La isla se ve fácil yendo por libre.
Y además, os cuento ahora un secreto, OS PODÉIS SALIR DEL CAMINO MARCADO!! Jajaja Nadie vigila, nadie dice nada y tendréis la oportunidad de encontraros muchas más maravillas que si seguís el camino!
Solo empezar el camino, nosotros ya nos salimos y PUM! Sorpresa, un grupo enorme de hipopótamos relajados a las orillas del lago; un grupo enorme, y nos acercamos bastante... no sin tener visualizado un tronco donde saltar y subirnos si esos animales se movían!
Continuamos caminando por la isla y nos íbamos encontrado a animales por el camino, y la sensación de no estar encima de un coche si no que poder verlos así, sin nada que se interponga entre el animal y tu...es una pasada: gacelas, ñus, zebras... no se dejaban aproximar mucho ni que los tocaras, eso sí. Pero era todo un espectáculo
Seguimos caminando durante un buen rato, hasta que, desviándonos del camino, vislumbramos lo que era el cuello y la cabeza de una jirafa. Empezamos a rodear la isla por la costa para acercarnos por el rincón donde no hubiese tanta gente (ya que obviamente son el animal más impresionante del parque), y más nos acercamos más vimos que no había una, si no tres jirafas; creemos que eran una familia. En todo caso, empezamos a escuchar un ruido, y es que un equipo de personas las estaba grabando con unos drones (creemos que tenían permiso ya que iban todos con camisetas corporativas). Nos sentamos a observarlas sin hacer ruido, pero los drones las ahuyentaron... hacia nosotros!!! ¿Sabéis la sensación que da que un bicho de tal tamaño empiece a caminar hacia ti? Tratando de no perder los nervios, ni la compostura, nos levantamos poco a poco y pudimos observar a las tres jirafas pasando a unos 3 metros de nosotros... impresionante! Sin palabras, una experiencia inolvidable y ese se convirtió en uno de los mejores días de mi vida!
Hacía un calor para morirse, y en la isla no había ni una sombra, por eso en la foto me veis con el foular en la cabeza. Después de ver las jirafas... ¿qué más podíamos ver? Pues poco ya nos podía sorprender, así que nos volvimos tranquilamente hacía la salida, no sin antes hacernos amigos de muchos monitos que olieron los plátanos que llevábamos en la mochila desde lejos, jajaja! Estuvimos un ratito con ellos y ya en la salida nos tumbamos una media horita a esperar que llegara nuestra barquita de vuelta, que llegó super puntual!
La misma nos dejó donde las cabañas y ahora venía la aventura final del día: ¿dónde dormimos?
Bueno, entramos en Booking y encontramos un hotelito de carretera con desayuno incluído barato, así que nos fuimos ahí a pasar la noche.
Estábamos muertos así que esa noche salimos justo delante donde había un centro comercial y comimos en una cadena tipo "KFC" y fue la peor comida que comimos en todo lo que llevábamos de viaje. Al día siguiente reservamos en un hotel 4 estrellas que habíamos visto bien de precio, el "Panorama Park".
Así que después del desayuno, que la verdad no estuvo nada mal (huevos al gusto, fruta, café, tostadas...), hicimos el check-in del hotel - todo con una seguridad extremadamente ridícula - y entramos en la habitación. Una habitación en una cuarta planta con vistas al lago Naivasha: ahí sí!!
No estaba dando pereza el irnos con la bici a Hell's Gate, que era nuestra siguiente parada... pero estaba en el planning y Melani cuando tiene algo que hacer, lo tiene que hacer (perdón Fede por esto! jajaja)
Hell's Gate es un parque también sin auto, que puede hacerse en grupo o en solitario, alquilando unas bicis.
Nosotros como hacíamos todo por libre, pillamos un Uber que nos llevó hasta la entrada del Hell's Gate. Ahí, nada más bajarte, te acribillan a ofrecerte bicis una empresa que está ahí (creo que la única, tiene el monopolio). Habíamos leído que más adelante se podían alquilar bicis a mejor precio, pero bueno, estábamos ahí y había como un quilómetro y pico hasta la entrada del parque, así que no quisimos andar y alquilamos las bicis ahí. Entre MPESA y dólares pagamos todo, un poco caro (unos 20€/persona) sin contar después la entrada al parque. Fede estaba un poco cabreado porque nos sacaban el dinero de por todo, y tenía razón.
Las bicis, bueno, estaban de aquella manera, pero también era una aventura hacer un trozo de Kenia en bici, ¿no? Emprendimos la ruta, pagamos la entrada (no recuerdo cuanto era, pero igual fueron unos 20€ más por persona)
y estuvimos pedaleando y pedaleando y pedaleando por dentro de ese parque... sin ver ABSOLUTAMENTE NADA! Bueno, miento, algunos bueys y zebras vimos, pero ya, nada más. ¿Tanto que habíamos leído del Hell's Gate?
Resulta que el parque también es famoso por tener unas formaciones rocosas que inspiraron la película EL REY LEÓN, el trozo ese de la avalancha con las hienas. Bueno, pues resulta que para ver ese trozo de roca, hay que pagar una entrada a parte. Nosotros nos desviamos por un camino (más bien creo que nos perdimos) y ya estaba ahí el keniata de turno para ofrecernos llevarnos de manera ilegal por otra entrada. Que ir solos era peligroso, que él nos mostraba el camino, etc. Nosotros le dijimos que ok, gracias, pero que si nos mostraba como entrar entrábamos nosotros sin su ayuda, que sabíamos escalar y caminar solos. Bueno, el chaval flipaba, nos decía que no había conocido turistas como nosotros y que no nos podía dejar ir solos. Al final le dimos lo equivalente a 3€ por las molestias de haber estado ahí hablando con nosotros y nos fuimos, y fue cuando llegamos a la entrada de esas rocas y nos querían cobrar entrada. Estábamos cansados y quemados del sol y no queríamos pagar más, así que nos quedamos un ratito a la sombra descansado y nos volvimos con las bicis hasta la salida.
Volvimos con el mismo Uber de vuelta al hotel, nos pegamos una muy buena ducha (el baño era enorme y se agradecía) y esa noche decidimos salir a cenar a Naivasha. Cuando salimos, ya era tarde y todo estaba medio cerrado o cerrando así que acabamos entrando en un medio restaurante, medio casa particular... donde creo que era la primera vez que entraban turistas. Pues comimos bien, muy muy barato, y nos sirvió para dormirnos plácidamente hasta la mañana siguiente, donde tomamos un desayuno buffet completo y variado para emprender el viaje de bus que nos esperaba hasta Narok y de ahí hasta Masaai Mara.
La aventura continuaba!
CONCLUSIONES DE LOS DOS DÍAS EN NAIVASHA
1) CRESCENT ISLAND es un MUST!!! Caminar libremente entre los animales es una sensación que no te la dan muchos safaris, vale mucho la pena. No hace falta coger guía.
2) HELL'S GATE es un MUSN'T!!! A no ser que seas muy fanático de las bicicletas, tengas mucho tiempo libre, o se te tuerza algún otro plan y no sepas que hacer... no vale la pena el esfuerzo. Aunque bueno, una mañana en bici tampoco está mal, pero no hace falta que sea por ahí.
3) Panoramic Park Hotel está bien, pero tampoco es para tirar cohetes. Los airbnb hasta ahora han estado al igual de altura.
4) De Nakuru a Naivasha se puede ir en bus, nosotros al principio fuimos en Bolt y Uber por todo porque no nos fiábamos de los buses pero una vez cogido el truquillo al sistema de transporte, se puede hacer en bus perfectamente.
11 - 12 de abril: Naivasha - Narok - Masaai Mara (Safari)
Después del desayuno nos preparamos para ir a la central de autobuses de Naivasha a pillar el primer Matatu que saliera para Narok. No nos costó nada encontrarlo, y es más, tenías los precios puestos en la ventanilla así que vimos que no nos estaban estafando. Si no recuerdo mal, pagamos 600 chelines por los dos, lo que venían siendo unos 3€ por ambos.
El Matatu era un pequeño autobús hecho para caber unas 14 personas, pero donde hacían caber más si podían... y yo eso no lo sabía
jajaja! El sitio donde lo cogíamos, lo que antes dije que era una "central de autobuses" era una calle abarrotada de matatus y con todos chillando para que te subas al suyo. Y ahí funciona así: por mucho que te digan que hay horarios, no los hay: Matatu lleno, Matatu que sale.
Nos subimos al Matatu a esperar que saliera, pillamos dos asientos estrechos al lado de una ventana, y empezaría el trayecto de unas 4 horas hasta llegar a Narok, la capital más cercana a Masaai Mara. El Matatu iba parando en cada pueblo, en cada esquina, en cada lado de la carretera que veía que había gente, para subirlos. Hubo un momento en el que me agobié porque es que no podía caber más gente. A mi lado se sentó una señora Masaai que era muy alta y ancha, y que no estaba ni sentada en una silla, sino que le habían puesto un trozo de madera a modo de silla que se aguantaba de los extremos en ambos lados de las sillas del pasillo. Todo un show... pero llegamos a Narok! Y después lo pienso y lo volvería a hacer, ¡qué aventura!
Ahí, cuando llegamos, sí que era una central de autobuses mucho más "como nos la imaginamos", pero con mucha gente intentando venderte su taxi, su ticket, su bus... para llevarte al campamento Masaai donde te alojaras. Nosotros lo único que teníamos en ese momento era hambre, así que nos quitamos a todos de encima como pudimos y empezamos a dar vueltas por Narok. ¿Era posible que sólo viésemos un gran supermercado pero ni un restaurante? Sí, lo era!
Finalmente, encontramos un hotel donde en el primer piso había un restaurante, y ahí nos metimos... y a los 5 minutos empezó a llover, muchísimo! No nos había llovido en todo el viaje (y eso que viajábamos en época de lluvias), y estábamos un poco a la merced de qué escoger para llegar al campamento.
El dueño del campamento, John, nos había ofrecido un taxi privado por 30€, pero nos parecía abusivo, así que le habíamos dicho que no... pero viéndonos ahí en medio y aun teniendo 2 horas de camino hasta el campamento, sin saber cómo indicar, cómo llegar ni nada... decidimos contactar con John y aceptarle el taxi.
Quedamos con el taxista delante de ese gran supermercado (ya que no sabía llegar al restaurante y tuvimos que salir con todas las calles llenas de barro y húmedas hasta ahí) y cuando llegamos vemos que no estábamos solo en el taxi sino que lo compartíamos con una chica joven Masaai y otro señor que iba sentado detrás con nosotros. Bueno, nada, ya estábamos!
El taxista paró a inflar las ruedas, a poner gasolina, a hacer unos recados... no lo podíamos creer! jajaja surrealista total, pero bueno, a las 2 horas y pico, llegamos al campamento Masaai, llamado LERUK MAASAI SAFARI CAMP. Era un campamento que me salió nuevo en Booking, pero que todos los pocos comentarios que tenía eran muy buenos.
Ahí nos recibieron John, Jacob y otros muchachos de la tribu. Era un Airbnb super simpático que se habían montado en su poblado. Estábamos en medio del campo, y ahí en medio de una pradera tenían montada una casa que utilizaban de comedor y cocina, y dos casas donde tenían habitaciones que alquilaban en Airbnb (en total creo que eran 3). Cada una con capacidad para hasta 5 personas, y baño privado. Había ovejitas, gallinas, niños jugando a la pelota con los que compartimos un rato de juegos y diversión, perros... un entorno muy familiar y muy autóctono que nos gustó nada más verlo.
Ellos iban vestidos como típicos guerreros Masaai, con túnicas rojas, collares de huesos, lanzas, machetes... Nos dejaron instalarnos en cualquiera de las cabañas ya que no había más turistas, solo unos españoles en otra cabaña que se iban al día siguiente. Al cabo de poco de llegar, nos prepararon té y pudimos charlar un ratito con los españoles.
Luego, más tarde, prepararon la cena (estaba todo incluído en el pack): una cena humilde pero muy muy rica. Y luego, nos hicieron la típica danza Masaai de bienvenida, con una hoguera y todos cantando y saltando, a ver quién saltaba más alto. En su tribu, el que salta más alto se lleva siempre a la mejor mujer (no judgements here...).
Y con esa danza y ese ritmo musical, nos fuimos a descansar para emprender a la mañana siguiente el que sería el día más emocionante de nuestras vidas: el Safari por Masaai Mara.
Lo habíamos organizado directamente con ellos, y John y Jacob iban a ser los encargados de enseñarnos el parque desde su perspectiva. Nos cobraban 150€ por el Jeep privado y 150€ por ambas entradas al parque. Era barato comparado con todo lo que habíamos leído y comparado por ahí. Al día siguiente nos tocaba despertarnos a las 5 de la mañana, para desayunar y salir antes del alba...
12 de abril: Safari por Masaai Mara
Nos despertamos cuando aun hacía noche para ir hasta la caseta principal donde nos habían preparado unos cafés calentitos y algo de comer, aunque no teníamos demasiada hambre a esa hora. John nos dijo que le pagásemos con Mpesa los 150€ (o lo equivalente en chelines) de la entrada al parque. Nos pareció bien y lo hicimos al momento.
Nos subimos al Jeep y empezamos el camino hacia lo que sería la entrada de Masaai Mara: un camino angosto, abrupto, desnivelado, entre rocas, hierbas... y, de golpe, un río! Bajamos con el Jeep y cruzamos el río. ESO hizo que si estábamos un poco dormidos, nos despertáramos enseguida. Estuvimos casi una hora para llegar hasta la "entrada" del parque. Y lo pongo entre comillas porque nos dimos cuenta de que ahí algo pasaba... cruzamos lo que era una valla que estaba subida, y ya. Ni control de seguridad, ni revisión de entradas, nada... nos pareció muy extraño tanto a Fede como a mi, siendo que es el Parque Nacional y uno de los más famosos del mundo. Pero bueno, aún no habíamos tenido tiempo de medio racionalizar lo que estaba pasando, que exactamente a las 06.04, 4 minutos después de pasar esa valla, vemos un león amaneciendo... wow!
El cielo lila-azulado amaneciendo, una quietud espantosa, un silencio arrollador, solos los 4 enfrente de un león que se estaba desperezando al alba... ¡qué increíble!
Y la verdad que todo, la estampa, el subidón de los primeros minutos del amanecer en Maasai Mara, y el hecho de ser conscientes que estábamos viviendo una experiencia que nos cambiara la percepción de todo... nos hizo olvidarnos de cualquier otra cosa y disfrutar el momento
06.26h, ¿qué son esas dos cosas caminando allá a lo lejos, por delante nuestro? ¡DOS LEONES MÁS! Eran dos machos viejos, paseándose tranquilamente cada uno por dentro de las marcas que dejan en el suelo la rueda de los coches. Estuvimos como diez minutos siguiéndolos, avanzándolos, parándonos, avanzándolos... hubo un momento que John, el conductor, estaba tan emocionado con el momento que no vio una roca y nos la comimos con tal fuerza que el Jeep se medio levantó de un lado y casi vuelca... con dos leones al lado! Os digo que nos pusimos todos blancos, jajaja!
Estábamos temblando, al menos yo, porque el café mezclado con la adrenalina me había causado un efecto taquicárdico y de subidón bestial; al mismo tiempo, calladísimos porque nunca sabes si estas bestias pueden saltar, atacar... pensad que el Jeep son cuatro ruedas, no había ventanas, estaba todo abierto...¡imaginaros!
06.38h, un poco más adelante de los leones vislumbramos un rinoceronte negro, difíciles de ver y muy solitarios. Paramos los motores más adelante ya que se acercaban los dos leones y el rinoceronte que iba hacía ellos... podía pasar cualquier cosa. Por suerte no pasó nada, porque yo llego a presenciar algo y me muero ahí mismo jajaja!
Los guías nos explicaron que los leones son muy territoriales pero que saben que contra un rinoceronte no tienen muchas opciones, así que no suelen esforzarse en cazarlo.
06:52h, después de avanzar un poquito y dejar atrás los dos leones y el rinoceronte, vemos a una guepardo embarazada (se le notaba la panza enorme!). Ostras, ¡qué preciosidad! Una cosa tan perfecta, tan estéticamente perfecta... que daban ganas de achucharla (no como los leones que daban miedo! jajaja)
El leopardo es mucho más difícil de ver, de hecho no vimos en el viaje, pero el hecho de ver a un guepardo de tan cerca... me daba por satisfecha.
Y tan satisfecha que no eran ni las 7 de la mañana y ya teníamos la sensación de que nos podíamos retirar, 3 leones, 1 rinoceronte negro y 1 guepardo. ¿Qué más?
A la hora de estar patrullando apareció otro león solitario; ahí el sol ya pegaba bastante más fuerte que en el amanecer, y se veía mucho más claro todo (de hecho, nos cruzo justo delante del Jeep). Y al poco de haber visto al león, John y Jacob nos indican que es hora de desayunar, y paramos ahí en medio de la sabana a comernos un desayuno compuesto por Pancakes, café, té, huevos... con una mantita encima del Jeep.
Con Fede no parábamos de mirar a los lados, ¡hacía 15 minutos nos había cruzado un león por al lado y ahora estábamos debajo del coche comiendo el desayuno! Madreeee
Acabamos de desayunar y tan tranquilamente nos volvemos a subir al Jeep. Hasta este momento, sobre las 8:30 de la mañana, aun no nos habíamos cruzado con NADIE. Y eso era porque era temporada baja, obviamente.
A las 9 de la mañana llegó el momento más emotivo (el más emocionante fueron los leones del principio): una gran familia de elefantes paseando tranquilamente con sus crías. Ahí ya sí que se fueron aproximando más coches.
Había bastantes, y no pudimos contener la emoción: estos animales tan magníficos, tan nobles, tan inteligentes... y que hayan sido tan maltratados durante toda su historia... verlos así nos llenaba de felicidad. Aunque Jacob nos explicaba que estaba creciendo la población a gran velocidad y que podían suponer un problema a veces para las cosechas cercanas o los poblados... nos costaba de creer. También nos contó que la caza estaba prohibida y penada, y que si un ranger, o guarda del parque, veía a alguien intentando algo, podía dispararle a matar.
Estuvimos un buen rato contemplando esos seres tan impresionantes, riéndonos de ver a los pequeñines jugar y revolcarse en el barro, haciendo burbujas con la trompa, las madres siempre protegiendo... fue una maravilla, no hay palabras para describirlo.
Entre los "drivers", como se hacen llamar a los que hacen de guías y conductores en el parque, tienen unos códigos por walkie-talkie con los cuales se informan de dónde se encuentran los animales. Y por eso al ratito de ver los elefantes nos dijeron de movernos porque habían avistado más guepardos. Cuando llegamos había unos cuantos Jeeps parados ahí alrededor de lo que eran dos guepardos tan tranquilamente tumbados a la sombra de un árbol. Pareciera que ni nos veían, de lo relajados que estaban.
A todo esto, eran casi las 10 de la mañana, y los masai nos dijeron "giraffes". Sí! Jirafas! Las habíamos visto por última vez en Crescent Island, sin barreras de por medio, y nos encantaba la idea de poder volver a verlas.
Había cinco, y hasta entonces fueran las más asustadizas de todos los grupos de animales que habíamos visto. A la mínima que el Jeep se acercaba un poco, huían. Pero eso no impidió que las pudiésemos ver bien de cerca, y corriendo. Todo un espectáculo!
Al poco de ver las jirafas... ¡otra manada de elefantes a la vista! Eso era un no parar, llevábamos 4 horas super intensas!!
Todo el mundo estaba mirando a los elefantes cuando de pronto… ¿qué es eso de ahí? Al fondo vemos llegar un mastodonte, un animal enorme... el elefante "jefe". Era el que cerraba la manada, el que barría para que nadie quedara atrás. En verlo, nos separamos del grupo y fuimos a acercarnos a él lo máximo. Los masai le tenían miedo, y no querían acercarse demasiado. Era el doble o el triple de cualquier elefante que habíamos visto hasta el momento; el resto se quedaban pequeños a su lado. ¡Impresionante!
Le empezamos a llamar, y los masai dijeron "no, no!" y empezaron a mover el Jeep de nuevo para alejarse de tan tremendo animal.
Bueno, a partir de ahí, ya el día se calmó. Seguimos viendo gazelas, ñus, zebras, hienas, algún suricato (eran demasiado rápidos para sacarles fotos)... pero el plato fuerte había sido servido.
Se aproximaba el medio día, estábamos con hambre y cansados, y queríamos parar a comer. Pero nos encontramos en medio del camino con un Jeep encallado que se había querido salir del camino y la rueda trasera se le había hundido en el barro. La gente de adentro del Jeep no quería bajarse, y lo único que ocasionaba era que se hundiera más la rueda cada vez que el conductor intentaba acelerar para sacarla.
Nosotros nos bajamos del Jeep e intentamos ayudar, dando ideas. Creando un tipo de palanca entre los dos vehículos, para que uno le hiciese de remolque al otro. Pero no había manera.
Tuvo que llegar otro Jeep más grande y potente, que con un movimiento lateral, consiguió desencallar la rueda y sacar a ese Jeep de entre el barro.
Ahora ya sí que después de esto, tocaba comer. Nos pusieron una mantita en el suelo, sacaron la comida, pararon en medio de la sabana como para el desayuno y, ¡ala! A comer! La comida, muy básica: un trozo de pollo seco (que no comí porque no como, pero no creo que hubiese comido), una bolsa de patatas, una pieza de fruta, y un sandwich con algo dentro (creo que queso, pero nada, una loncha imperceptible). Un zumo de fruta y a correr.
Pero la comida era lo de menos... el paisaje, el cielo que parecía pintado, un cuadro, la calma, el sol... era como estar en MEMORIAS DE ÁFRICA, un sueño en la realidad.
En ese momento de calma i quietud fue cuando nos pusimos a reflexionar de lo que había pasado por la mañana. Todo cuadraba: John y Jacob se habían colado en rl parque (de ahí el madrugón y la hora de ruta hasta la entrada, que no fue por la principal) y de ahí que pidieran el pago con Mpesa, porque se lo quedaban ellos directamente. Además, cuando estábamos tirando del coche encallado, no querían llamar ayuda, porque si no, hubiesen podido engancharlos y ver que estábamos en el parque de manera ilegal. Nos cabreamos. Lo que nos cabreó no fue el hecho de estar ahí ilegalmente, eso a nosotros nos daba igual, lo que no nos gustaba es que nos tomaran por estúpidos y pensaran que no nos íbamos a dar cuenta. Al día siguiente era nuestra salida y les teníamos que pagar los 150€ del Jeep, por lo que decidimos no decirles nada durante el resto del tour y al día siguiente discutirlo en el poblado con calma. De haberlo discutido ahí mismo se hubiese creado una tensión innecesaria que no nos interesaba y que no queríamos; queríamos disfrutar de todo hasta el final.
Después de comer retomamos el tour para adentrarnos por otras zonas del parque y vimos a un hipopótamo tan campante caminando hacia el riachuelo más cercano, donde se metió y le perdimos la pista. No me extraña que sean los animales más mortíferos de África, en el agua ni se ven ni se escuchan!
En eso que Jacob nos informa que nos vamos a salir del camino porque hay un grupo de leones, pero que tenemos que ir con mucho cuidado porque no es legal salirse tanto de la limitación por donde pueden circular los Jeep, y que en cualquier momento podríamos tener que salir pitando.
Salimos para allá y al ratito notamos un hedor, un olor asqueroso... y debajo de un árbol, un grupo de leones y leons durmiendo, descansando, de chill, plácidamente, con los estómagos llenísimos! Había otro árbol con leonas y bebés, preciosos!!! Y encima del árbol, buitres. Y ese olor? Pues lo que quedaba de un buey descuartizado (cabeza y tronco superior). ¡Qué asco!
Daba asco, sí; pero al mismo tiempo te hacía darte cuenta de cómo es la naturaleza, donde todo encuentra su balance.
Listo, después de ya ver a una manada de leones, haber visto elefantes, jirafas... no sabíamos qué más nos podía quedar por ver. Y entonces los masai nos sorprendieron llevándonos a lo que parecía un río con muuuuchos, pero muchísimos, hipopótamos. En realidad lo que ellos querían que viésemos eran cocodrilos, pero no pudimos apreciarlos. Lo que sí, eso, decenas de hipos en el agua, un par de los cuales tuvieron una pequeña bronca ahí delante de nuestras narices.
Después de estar un ratito observándolos, eran como las 15h, llevábamos casi 10 horas de Safari, hacía mucho calor, no podíamos más y decidimos empezar el camino a casa: A ver por dónde
pasan ahora... ¿pasarán por la entrada del parque? Igual esta mañana era tan temprano que ahora a la salida es donde enseñarán las entradas... pero no, hicimos como una hora y media de camino, saltándonos todos los caminos y posibles controles, ellos hablando en Masai por walkie-talkie (suponemos que para asegurarse no encontrarse con ningún ranger...). En fin, empezábamos a estar muy cabreados, porque en un momento pasamos por una zona que con el Jeep parecía peligrosa.
Llegamos al campamento taaaan cansados que lo único que queríamos era ducharnos, comer y dormir. Mañana será otro día. Pero resulta que se había ido la luz, cosa normal en estos lugares, y no había agua caliente. Me vieron inquieta por querer ducharme (aunque no me hubiese importado esperar hasta más tarde o el día siguiente), e insistieron en prepararme una ducha improvisada, calentando las tuberías con leña; vinieron masais a ayudar con el fuego, prepararon todo... bueno, me sentí fatal! jajaja pero al mismo tiempo, ojo con qué afán y dedicación se entregan a los turistas, ya que viven de ello. Lo agradecí mucho, y Fede también se duchó ahí.
Más tarde volvió la luz y pudimos cenar con los masai. Era nuestra despedida y éramos los únicos en el campamento, por lo que John, Jacob y el resto de masai se juntaron con nosotros para compartir la cena. Mientras cenábamos se largo a llover de manera incesante, una tormenta perfecta que caía como agua bendita después de días de mucho calor. Aprovechamos la ocasión, ya que no teníamos nada mejor que hacer, para conversar con ellos sobre sus tradiciones y costumbres. Nos estuvieron explicando sobre el ritual de convertirse en guerrero, como a los 14 años les circuncidan delante de todo el pueblo y uno no puede llorar, ya que si llora lo "destierran". Ese niño ya no podrá ser guerrero y supondrá una humillación para la familia, que tendrá que entregar una cantidad de vacas al resto como compensación.
Los animales son muy significativos en su cultura: todo se basa en intercambio de vacas, cabras, ovejas... en bodas, separaciones (no hay divorcios pero sí puede haber una disputa, en la cual un tercero interviene como mediador para que las cosas se arreglen en el seno familiar...). Eso sí, la mujer queda relegada al segundo plano: casa, hijos y animales. No hay posibilidad para ella de trabajar, divorciarse o dar su opinión. Aun es una cultura que practica la ablación a niñas, aunque gracias a Dios de cada vez menos ya que está penalizado.
Por nuestra parte, les hablamos de los divorcios, del poder de la mujer en el seno de la sociedad occidental - comparado con ellos, otro mundo claramente - y del matrimonio homosexual.
Ahí destapamos un melón: hablamos de travestis, trans, lgtbi... los ojos como platos y las bocas más abiertas imposible. Les enseñamos fotos... estamos hablando de un pueblo donde hacía justo 2 o 3 años que había llegado el internet, y donde había una televisión para todo el poblado donde la gente iba a ver el futbol. No habían nunca visto ni escuchado hablar de alguien que pudiese cambiar de género, y eso les dejó pasmados. "It's impossible!", repetían.
No estábamos ahí para juzgar a nadie, de haberlo hecho no hubiésemos podido ahondar en muchas conversaciones. El simple hecho de escucharnos, de compartir desde diferentes culturas y de experimentar, era lo que valía oro.
También hablamos de futbol, de tecnologías, de electrodomésticos... hasta que ya no podíamos más y nos fuimos a dormir.
Al día siguiente salíamos para Nairobi para pasar el último día antes de coger el avión de vuelta a casa.
13 de abril: Maasai Mara - Nairobi
Por la mañana estábamos nerviosos. Teníamos que hablar del tema, las entradas. Decidimos hacerlo durante el desayuno.
Mientras estábamos desayunando, vinieron todos a acabar de pasar un rato con nosotros pero obviamente, sobretodo John que era el dueño de todo, a cobrar. Entonces lanzamos la bomba: "Sabemos que no habéis pagado la entrada al parque y que os habéis quedado los 150€ vosotros, así que no os vamos a pagar el Jeep porque queda pagado con los 150€". Obviament en un tono amable, diciéndoles que estaba todo bien pero que no éramos estúpidos.
Bueno, John se puso hecho una fiera. Una auténtica fiera. Insultándonos seguramente en Masai, y en inglés nos decía lo que queríamos que entendiésemos; que le teníamos que pagar porque nos había enseñado los Big 5 (faltaba el leopardo pero bueno... xD), que nos había tratado super bien, que no era verdad... A lo que le respondimos muy educadamente que nosotros no nos estábamos inventando nada, que habíamos visto y estaba claro que no habíamos pasado los controles y que lo que queríamos era que nos fuera de frente, y que si estábamos haciendo algo ilegal para sacar provecho, que todos se lo sacásemos.
Jacob, que estaba ahí mucho más tranquilo que John, decidió autoproclamarse mediador por suerte de todos. Entendió nuestro punto de vista y confesó: habían acordado con un ranger del parque entrar de manera ilegal, por lo que sí, se habían quedado los 150€… Pero para ellos sólo había 75€, ya que los otros 75€ se los había quedado el ranger por hacerles el favor.
Ahora empezaba a cuadrar todo... claro, para John eran 37,5€ y para Jacob 37,5€. Entonces hablamos y decidimos que lo más justo era repartir los 75€ entre tres, 25€ cada uno, por lo que en lugar de pagarles 150€, les pagamos 125€. Que fueron sólo 25€ menos? Sí. Pero marcamos un antes y un después en el trato con el turista. También les pagamos lo que les debíamos de las dos noches de quedarnos ahí, que con todo incluido habían sido como unos 130€.
Les dijimos que nos dábamos cuenta que todos en Kenia querían sacar provecho del turista como si fuésemos dólares con patas, y que no es así. Que las cosas hay que decirlas e ir de frente, y que nosotros no teníamos ningún problema en ir de ilegales por la vida, mientras se nos informara. Y si eso suponía pagar menos, pues mejor!!!
Ellos se reían, nos decían que no habían conocido turistas como nosotros, y que por favor los recomendáramos. Les dijimos que obvio que les íbamos a recomendar, pero sin estafas! Jajaja
La despedida fue muy bonita y emotiva. Nos despidieron como auténticos VIP, con muchos abrazos y muchos "my friend". La verdad que después de haber hablado las cosas, de haber asentado las condiciones para tener una buena comunicación, quedó todo en nada.
El mismo taxi que nos había traído con más gente hasta el campamento, nos vino a recoger para traernos de vuelta a Narok; esta vez nos cobró menos porque compartíamos con más gente (igual que a la ida, pero bueno, jajaja). Esta vez compartíamos con 5 personas más, por lo que éramos 7 en un coche de 5, dos iban en el maletero.
Me senté al lado de un señor mayor, muy mayor, y delante, al lado del conductor, iba su mujer con un bebé. La mujer debía tener 20 años... y no era su única mujer. En fin, culturas que yo personalmente nunca entenderé.
El matatu para Nairobi no fue difícil de encontrar, había muchos que salían desde Narok. Nos subimos a uno que tenía buen precio, y nos esperaban unas 5 horas de carretera. Antes de subirnos tuvimos que tratar con unos niños que iban colocadísimos de pegamento. Intentamos razonar con uno de ellos, que le dijo que quería estudiar en América pero que estaba solo y sin dinero... cuando le dijimos que íbamos para Nairobi nos empezó a gritar que no fuéramos, que allí había la muerte... algo muy heavy y muy raro. Algo que nos dejó con un dolor en el cuerpo... se le veía un chaval adolescente, inteligente... condenado a esta vida por la miseria que le rodeaba.
Pero todo esto que cuento no es más que la realidad, ya que no solo son animales y safaris lo que ves cuando vas de viaje a un país tercermundista.
Cuando llegamos a Nairobi después de 5 horas en Matatu, sólo queríamos llegar y dormir. La última hora de matatu fue mortal... era una subida y bajada a una montaña donde, claro, no había un túnel, por lo que había que subirla y bajarla entera. Esa carretera, que era de una sola vía de bajada y de subida, la bajaban y subían 2 o 3 carriles de coches a la vez (quien dice coches dice motos, autobuses, camiones, etc.). Yo solo veía el precipicio a nuestra derecha y me quería morir, pero morir, os lo juro. Recé sin sabe rezar, y me abracé a Fede hasta que pasó todo ese calvario. Nos alojamos en un Airbnb con lavadora y así aprovechamos para lavar toda la ropa, y nos fuimos a dormir. Al día siguiente, nos cambiamos a otro Airbnb.
CONCLUSIONES DE LOS 2 DÍAS EN MASAAI MARA
- Estamos encantados de haber hecho este Safari el último, porque es el más impresionante sin lugar a dudas. No hubiese sido lo mismo el recorrido de viaje si lo hubiésemos planteado al revés.
- Hicimos sólo un día de safari, por el tiempo y por el calor, pero viéndolo ahora desde la perspectiva del tiempo, 2 o 3 días son obligatorios para poder ver más cosas o presenciar más animales. La cosa es también que como en la mañana ya vimos todo con mucho detalle, nosotros no necesitamos más tiempo; preferíamos irnos con esa sensación de plenitud, que no arriesgarnos al próximo día a que fuera peor y quedarnos con mal gusto de boca.
- RECOMENDAMOS, como no, el LERUK MAASAI SAFARI CAMP (podéis contactar directamente con John por whatsapp -pedidme el teléfono- y hablarle de Melani y Federico, los que no aceptaron la estafa jajaja). El sitio está muy limpio, te cuidan mucho, la comida es más que aceptable, y es muy tranquilo. Organizan ellos los safaris y son gente local, por lo que te llevan por sitios que nadie conoce (os lo podemos asegurar xD). El precio que podéis sacar directamente con ellos es mucho más barato que por agencia.
- La ida a Narok con Matatu, o la ida a Nairobi, es para armarse de valor, pero es fácil de aguantar (menos la última hora de Nairobi), por lo que recomendamos que os lancéis a la piscina y probéis la experiencia. Mucho más auténtico y mucho más barato.
14 de abril: Nairobi
Este día era un día colgado y de punto y final del viaje, ya que el avión de vuelta a Barcelona salía a las 3:30h de la mañana del 15 (por cierto, horarios rarísimos los de conexión con Barcelona con Egyptair!); por lo que la idea era darnos una vuelta por Nairobi y yo irme a dormir pronto, como a las 20h o así, para al menos descansar 4-5 horas antes de emprender el viaje de vuelta a casa.
Aprovechamos para hacer compras de souvenirs en unas tiendas que había metidas en una galería, por el centro (no recuerdo el nombre, qué rabia!!). Son dos tiendas una enfrente de la otra regentadas por indios, o sea que de keniatas poco... pero al menos podéis mirar, tocar, coger, dejar... sin que os estén incordiando con los precios, ni con que compréis. Están hechas para los turistas, vamos.
Luego comimos otra vez en el restaurante KILIMANJARO, como para terminar la tradición y cerrar el ciclo, y fuimos testigos de una pelea entre un guardia de seguridad de una de las tiendas de esa calle (como ya dije todos tienen seguridad, no es porque sean especiales ni nada, sino porque es lo que se lleva ahí supongo) y una señora mayor, ambos musulmanes.
La policía, siendo todos hombres y una mujer (musulmanes también seguramente), ni querían escuchar la versión de los hechos que implicara que una mujer era la víctima. De hecho, si yo hablaba, tampoco me escuchaban. Fue, de verdad, tan sumamente triste presenciar eso... no dábamos crédito. No sabíamos por qué. cuál era el motivo de semejante paliza, pero daba igual. Nada justificaba la acción de ese hombre contra esa señora.
Este fue mi final agridulce de un viaje que es, y seguirá siendo a pesar de esto, el mejor viaje de mi vida.
A las 2 de la mañana llamamos a un Uber que me llevó al aeropuerto de Nairobi y de ahí volví a hacer escala en el Cairo y luego a Barcelona; 4 horas más tarde cogía el vuelo a Menorca y llegué el mismo sábado 15 a mi casa, con un día de descanso para volver a empezar las clases después de las vacaciones.
ASANTE SANA, KENIA.
Hasta pronto.
CONCLUSIONES DEL VIAJE Y RECOMENDACIONES
Kenia nos pareció un país relativamente fácil de recorrer y seguro. Sí que hay que aguantar la pesadez que es innata de cualquier país africano donde te intentan vender el alma, pero a parte de esto, es un país con todo pensado para que el turista encuentre lo que necesita fácilmente.
Por tanto, lo recomiendo al 100%:
1) Acordaros de haceros MPESA y de aprender a usarlo, ya que os facilitará mucho las cosas.
2) El orden Nakuru-Crescent Island-Masaai Mara es el IDEAL. Podéis añadir si tenéis más días Amboseli, que también tiene muy buena pinta.
3) No tengáis miedo en coger Matatus, o en ir a las paradas mismas a cogerlos, aunque parezca que hay un caos tremendo, todo el mundo sabe dónde va.
4) Acostumbraros a moveros con Uber y Bolt, os salvarán el cu** muchas veces.
5) Airbnb funciona de maravilla, y hay pisos que son muy baratos y están muy bien, mejor que muchos hoteles.
6) Me tomé las pastillas de la malaria pero no lo volvería a hacer.
7) Volved con muchas fotos, todo tiene que quedar grabado, no se ven leones todos los días!!!
GASTOS TOTALES DEL VIAJE
Como no tenía pensado escribir un blog en Kenia, no tuve tanto en cuenta los gastos.
Pero sí puedo hacer una estimación aproximada de unos 1200/1300€ los 10 días, con todo.
Y ahora a por el próximo, porque...
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