BÉLGICA - FEBRERO / MARZO 2024

Publicado el 7 de abril de 2024, 18:11

Bélgica se planteaba como mi primer viaje después de Oporto, por lo que lo cogía con muchas ganas para quitarme esa espinita que llevaba en mi corazoncito de viajera.

En 2022, mi mejor amigo Carlos y yo fuimos a Málaga para celebrar su cumpleaños. En 2023, para ambos, decidimos que haríamos otro viaje juntos para celebrar el de ambos. El destino escogido fue Bélgica, un país europeo que ninguno de los dos había visitado aún.

Carlos lo tenía todo más que planeado ya que llevaba tiempo queriendo ir, por lo que en 4 días había planeado visitar 5 ciudades: Bruselas, Brujas, Amberes, Lovaina y Gante. Finalmente, fueron 6, añadimos Malinas.

Nos lo pasamos muy bien, tuvimos mucha suerte con el tiempo y todo lo que vimos fue precioso. Eso sí, hay que preparar la cartera... ¡de los países más caros que he visitado! 

Antes de irte a Bélgica, ¿que debes saber?

- El idioma oficial es el flamenco (que no deja de ser como el holandés con algunas variaciones) y el francés, aunque todo el mundo te entiende si les hablas en inglés. 

- La moneda es el Euro, pero es como si tuviesen un cambio diferente, ya que cualquier cosa cuesta 4 veces más que aquí... ¡increíble! Por todo aceptan tarjeta, no está de más llevar un poco de efectivo.

- El alojamiento es caro, y Bruselas no es muy grande. Si no os importa caminar, podéis pillar algo que no esté en el centro y os podéis ahorrar algo; ahora bien, si la diferencia no es muy grande, vale la pena estar por el centro y cerca de alguna estación de tren para poder después moveros por los diferentes sitios.

- Llevar consigo la Tarjeta Sanitaria Europea, ¡hacedme caso, nunca sabes qué puede pasar!

- Antes de llegar, comprobad en qué aeropuerto aterriza vuestro avión, y de qué aeropuerto se va, ya que hay dos. Ryanair vuela a y desde Charleroi, y Vueling a y desde el más cercano a Bruselas capital. 

- Los trenes, para nuestra sorpresa, no suelen ser puntuales; nos encontramos con muchos retrasos, aunque no fuese el nuestro, siempre había algún tren con retraso en las pantallas. Por lo que ir con tiempo si tenéis cosas planeadas. Además, existen dos tipos de trenes, los rápidos y los lentos. Los rápidos se llaman IC y los lentos ST (o algo así). Miradlo en las pantallas para saber a cuál subiros.

- Para moveros en tren, existe una tarjeta de 10 viajes (en total, o sea que ida y vuela son 2), multipersonal, que cuesta ni más ni menos que 102€!! Pero si calculáis que vais a coger ese número de trenes, os sale mucho a cuenta. (por ejemplo, solo el trayecto ida y vuela a Brujas ya son 32€ por persona). 

- Si os estáis planteando dormir en diferentes ciudades, en realidad no hace falta. Bruselas es el sitio ideal para hacer desde ahí todas las salidas, las distancias no son muy largas.

- Llevar ropa cómoda y de abrigo, durante esta época las noches son muy frías. Durante el día no tuvimos tanto frío, pero porque vivimos en época de cambio climático, tristemente. 

Itinerario en Bélgica (27 de febrero al 3 de marzo)

- DÍA 1 (27/02): Vuelos Menorca - Bruselas. Llegada por la noche.

- DÍA 2 (28/02): Día por Bruselas.

- DÍA 3 (29/02): Día por Brujas.

- DÍA 4 (01/03): Día por Amberes y Malinas.

- DÍA 5 (02/03): Día por Gante y Lovaina.

- DÍA 6: (03/03): Vuelos Bruselas - Menorca. 

27 de febrero: Llegada a Bruselas

El primer día de viaje trabajábamos ambos hasta las 14h y teníamos el vuelo a Barcelona a las 15h. Es lo bueno de vivir en Menorca, que en menos de una hora se puede llegar tranquilamente al aeropuerto (si no tienes que facturar). Así pues, pillamos el bus para ir al aeropuerto a las 14:15h y en nada ya estábamos subidos al avión. Cada uno había preparado su comida para poder almorzar mientras viajábamos, llevábamos frutos secos, galletitas... íbamos preparados, ¡vamos!

Llegados a Barcelona teníamos un par de horitas para cambiar de terminal y coger el avión de Ryanair para Bruselas. Ahí fue dónde nos dimos cuenta que ese avión aterrizaba en otro aeropuerto que está a una hora de Bruselas. Habíamos calculado pues media hora, y era el doble. Por suerte los aviones fueron puntuales, y llegamos al apartamento sobre las 22:30h. Hubiésemos llegado antes si no fuese porque las indicaciones para llegar de ese aeropuerto a Bruselas (en tren, en bus o como fuera) eran horribles, no se entendía nada. Estaba todo escrito en flamenco, no había una estación de buses como tal, sino que todo parecían buses que conectaba en aeropuerto con vecindades, pero no con Bruselas. 

Tuvimos que preguntar a un par de personas que tampoco nos indicaban mucho... y fue finalmente unos señores que nos dijeron que teníamos que irnos para el otro lado, de donde veníamos, porque por ahí pasaba un bus. Nosotros estábamos yendo para el lado opuesto, ya que habíamos visto por Internet que había unos buses llamados FLEXIBUS que te llevaban a Bruselas. Esos buses costaban unos 15€. 

Siguiendo el consejo de esos buenos mozos, subimos a un bus "público", tipo Aerobus de Barcelona, que costaba 7€... y como era de noche y no parecía haber mucho ambiente, dijimos... ¿y siii no pagamos, y a ver qué pasa? Jajaja, y bien, no pasó nada. Así que nos salió GRATIS! Mi precio favorito, jajaja!

El bus nos dejó en una parada a media horita a pie del apartamento.

Alquilamos un AIRBNB que estaba justo al lado de la Grand Place. Cuando digo justo al lado, es JUSTO al lado. Un tercer piso sin ascensor, una habitación grande con dos camas individuales y a compartir el baño y los ambientes comunes con la familia de la casa (una madre con sus dos hijos, ya que el marido no estaba). 

Esta opción fue después de buscar mucho y durante unos dos meses, porque estaba todo CARÍSIMO. Pero al final resultó ser muy buena opción; estaba en una calle pequeña, pero con 3 bares que tenían ambiente todas las noches, a tope... ese era el único inconveniente, que con tapones y todo te enterabas del festival nocturno que iba hasta altas horas de la noche; eso sí, con el cansancio y las cervecitas, no nos molestaron demasiado.

Nos habían avisado ya de que en el apartamento había también una gata. Cuando llegamos, la mujer, Eya, nos vino a recibir y arriba, delante de la puerta de entrada del apartamento, estaba Mimi... ¡la cosa más preciosa y bonita de Bruselas! ¡POR FAVOOOOOR!

Me enamoré al instante de esa preciosidad, y yo ya no me hubiese movido del apartamento en lo que quedaba de viaje, jajaja! En todo caso, Eya fue super amable y nos brindó la posibilidad de usar la cocina durante los siguientes dos días porque estaba libre (ya que el piso de abajo también era de ellos y lo alquilaban por habitaciones, una de ellas con cocina). Salimos con Carlos a comprarnos algo de comer (él se pilló un Kebab y yo un poco de fruta y un yogur de una tienda abierta 24horas justo al lado de casa), comimos en la cocina para no ensuciar la habitación y nos fuimos a dormir.

Aún no habíamos podido ver nada de Bruselas, pero de momento, nos había recibido con transporte gratis y la gata más bonita del mundo mundial (después de Valentina, la mía). ¡La cosa pintaba bien!

 

GASTOS DEL PRIMER DÍA EN BRUSELAS (1 persona)

- Comida (frutas, yogures): 8€

28 de febrero: Día por Bruselas

Nos despertamos sobre las 08:30h para ir a desayunar, no sin antes tener mi sesión de mimos con Mimi. Teníamos un Free-Tour (ya sabéis que a mi me encantan) a las 10:30h que salía de la Grand Place, a 2 minutos de nuestro alojamiento.

Caminando por la calle perpendicular a la nuestra, llegamos a una cafetería que preparaba diferentes desayunos (tipo menú), también tenían una nevera tipo las de las cafeterías del aeropuerto, y mucha variedad de bollería y pastitas. Una mezcla de algo muy turístico pero que parecía tener también gente local, los precios no era abusivos, por lo que decidimos sentarnos ahí. Yo me pedí un menú con café, zumo y un croissant con mermelada y Carlos probó un tipo de bollo relleno de chocolate. 

De ahí, fuimos a dar una vuelta por los alrededores de la Grand Place antes de empezar el Free-Tour. Ya pudimos descubrir la cantidad de chocolaterías que había, mi mejor sueño y mi peor pesadilla a la vez, y también muchas gofrerías. Se nos caía la baba!!! 

El tour lo daba un chileno que residía en Bruselas desde hacía unos años. Lo primero que nos sorprendió es que hay que tener en cuenta que Bruselas consiguió su independencia de los Países Bajos en 1830, por lo que no deja de ser un país independiente bastante joven.

Empezamos yendo a ver uno de los monumentos más conocidos de Bruselas y un icono de Bélgica, el Manneken Pis. Una estatuilla muy pequeña de un nena haciendo pis, y el cual el ayuntamiento de Bruselas disfraza cada día de manera diferente dependiendo de la festividad que sea (no en Bélgica, sino a nivel mundial). Ese día era el día de los Rangers, o algo así, la verdad que no lo recuerdo mucho, jajaja! Iba vestido un tanto raro, para ser sinceros. 

La historia cuenta que hace siglos en Bélgica había un gran comercio de pieles, y lo mejor para ablandar las pieles era usar el pipí, por su cantidad de almidón. El pipí de niño se consideraba mucho más puro, por lo que los nenes no tardaron en ver el negocio y en pedir dinero por su pipí (sí, sí, tal cual). Esta figura pues, quiere representar esos niños que hacían pis a cambio de una moneda. Imaginaros el olor que debían tener las ciudades en esa época... pero ese es otro tema...

En Bruselas se encuentran también las figuritas en forma de niña y de perro, que iremos a ver el último día.

En Bruselas también hay mucho arte callejero en las paredes, ya que son muy fans de los cómics, y sobretodo de Tintín, Asterix y Obelix, los Pitufos... por lo que caminando por sus calles te puedes encontrar pinturas y grafitis que hacen referencia a sus historias.

De ahí el guía nos llevó al interior de la Iglesia San Nicolás,

una iglesia dedicada al Santo cuya historia acabó convirtiéndose en el actual Papá Noel. Ahí hubo un pequeño percance con el guardia de seguridad, ya que no le gustó que entrara un grupo grande de gente a visitar la iglesia. Estuvimos pues poco rato y de ahí cruzamos justo a lo que había delante, el edificio de la Bolsa de Bruselas. De hecho, hay varias ciudades que se rifan el puesto de Primera Ciudad donde hubo Bolsa: Bruselas, Brujas y Amberes son las tres que están en esa lista. 

De hecho, Bruselas fusionó la Bolsa con la de Ámsterdam, y de ahí la construcción de este edificio neoclásico muy bonito de ver y cuya entrada es gratuita.

De ahí llegamos a la Place Sainte-Catherine , una plaza muy pintoresca, la típica plazuela que esperas encontrarte del estilo de las casas de Ámsterdam, y que para los locales parece que se conoce como la "plaza de los borrachos" porque es donde se reúne la gente a comer y beber (había un restaurante llamado Mer du Nord en una de sus esquinas donde la gente va a comer sardinas, mejillones... con su copita de vino, y claro, ya se sabe qué pasa con las copichuelas de más, jijiji). Ahí se encuentra la iglesia de Sainte-Catherine que, esta sí, pudimos visitar sin problemas.

Nuestro Free Tour continuó con la visita a las Galerías de Saint Hubert, unas galerías bien bonitas donde se encontraban, como no, todo de negocios de venta de chocolates y cafeterías un poco muy pijas para mi gusto. Una de esas chocolaterías era una antigua farmacia, ya que el dueño solía ser un farmacéutico que cambió de profesión a chocolatero porque se dio cuenta de que, con dulce, los niños comían mejor los medicamentos (ooooh, ¡menudo descubrimiento! jajaja). El guía entonces nos explicó que los platos típicos de Bélgica, a parte del chocolate, eran las "frittes", las patatas fritas pero que aquí se cocinan con doble fritura, una de aceita y la otra de grasa de cerdo, que les da una textura mucho más crujiente (no aptas para pescatarianos como yo...); los mejillones (con queso gratinados al horno eran los más típicos); el guiso de carne y unas endivias al horno con jamón y queso. Todo eso quedó marcado en la mente de Carlos y en ese momento se decidió que tenía que probarlo TODO, jajaja!

En cuanto a las bebidas, obviamente la CERVEZA es la reina de Bélgica en general. El guía nos recomendó beber las cervezas "Trapistas" y "Triples", ya que eran las auténticas hechas por las abadías belgas y con un 8,9,10% grados de alcohol. Todo eso quedó marcado en mi mente y en ese momento decidí que tenía que probarlas TODAS, jajaja!

Para terminar el Tour, fuimos hasta el Klokkenspel, un reloj donde, en cada hora, hay personajes que han sido importantes para la historia del país; muy curioso y bonito. No está en el centro de Bruselas, sino que hay que caminar un poco. Nosotros habíamos pasado la noche anterior de camino al Airbnb y vale la pena desviarse un poco para verlo. El camino de la noche fue de bajada, esta vez era de subida, y se notaba, jajaja! Hay que decir, aun así, que es la única cosa casi de toda Bruselas, ya que es un país principalmente llano. 

Un poco más arriba se llega al "Mont des Arts", una plazuela con unas vistas muy bonitas de lo alto de la ciudad y rodeada de diferentes museos (Museo de la Música, Museo Magritte, Fine Arts Museum...). De ahí pudimos sacar unas fotos del Skyline de Bruselas muy chulas y fue nuestro punto de partida para seguir descubriendo esta linda ciudad.

Nuestro camino nos iba a llevar hasta el Parlamento Europeo (no podíamos ir a la capital europea sin visitar el Parlamento, por favor!). Pasamos por la bella Plaza Real y de ahí directos al Parlamento. Más nos alejábamos del centro, más los edificios y el estilo iba siendo más moderno y estandarizado, con bloques corporativos y sin mucha "gracia" arquitectónica. El Parlamento, igual. Nos esperábamos algo más "colosal", y no fue para tanto. No lo recomendamos si vais con el tiempo justo.

De ahí el hambre ya nos apretaba y llevábamos muchas horas en Bruselas y no habíamos probado aun la famosa CERVEZA! Nos volvimos para el centro y, como siempre nos pasa los primeros días de viaje, caímos en la trampa de turistas. En el centro todos los restaurantes típicos estaban preparados para sacarle las muelas a todo el que se les acercara. 

Entramos primero a un restaurante llamado Chez León, el cual una pareja del Free Tour nos habían recomendado y el cual aparecía también en los Tiktoks que Carlos había mirado antes de venir aquí. Pues nada, nos sentamos y levantamos a los dos minutos. Toda la carta con fotos, (ALERTA: Carta con fotos = restaurante para guiris); dos croquetas por 20€, un plato de mejillones por 30€... bueno, una estafa. Así que nos levantamos, y nos fuimos. ¿Y os fuisteis muy lejos del centro para encontrar algo no turístico, no? Pues no! jajaja. Nos fuimos justo a uno de la lado, pero que al menos tenía un menú del día por 25€. Carlos se pidió un par de croquetas de primero (una de queso y la otra de gambas) y el estofado de carne de segundo.  Yo, como el menú no podía servirme por mi pescatarianismo estricto, me pedí un plato de salmón a la plancha con frittes (no quise saber si llevaban una o dos frituras, hice "ojos que no ven"). Pagué más por mi plato de salmón que por el menú de Carlos, pero bueno, ¡no pasa res! De beber nos pedimos un par de cervezas triples, por el módico precio de 7€ cada una. Así que nada, nos pedimos una y listos... Aquí la gente si sale, debe de beber poco, jajaja! 

Cuando acabamos de comer, pagamos y nos fuimos para el metro directos a visitar el Atomium, una pieza colosal (esta sí) que se construyó para la Expo del 58 y que, al igual que la Torre Eiffel, gustó tanto que se decidió que se quedaba. En cada bola hay exposiciones temporales. Nosotros no subimos porque el precio nos pareció excesivo (16€) y porque leímos que no valía la pena. La verdad es que la construcción en sí impresiona, y es muy chula de ver, y tiene un parque alrededor muy "nórdico" que a mi me pareció que tenía un encanto especial (estuve mirando a ver si había ardillas, pero no :( ). 

El tiempo nos acompañó todo el día, la verdad que tuvimos mucha suerte. A la vuelta fuimos a visitar la Catedral de Bruselas antes de que cerrara y de ahí directos a lo bueno: a la callejuela del DELIRIUM.

A dos pasos de la Grand Place de Bruselas, en un estrecho callejón, se encuentra escondido un paraíso para los cerveceros y el lugar donde se erige la pequeña estatua hermanada con el Manneken-Pis, su versión femenina llamada Jeanneke-Pis, que no descubrimos hasta el último día. El callejón de la Fidelidad- Impasse de la Fidélité- es una pequeña calle de apenas 30 metros de largo que se localiza en uno de los laterales de la turística Rue de Bouchers, que fue donde acabamos comiendo ese día. Allí, a finales de 2003, abrió sus puertas el Delirium Café, el cual, un año después de su apertura, ganaría el World Guinness de los Récords con sus más de 2.000 variedades de cerveza, una cifra que hoy en día ha superado con creces, ya que actualmente cuenta en su carta con más de 3.000 tipos de cerveza de todas partes del mundo. Todo esto en un escenario de varias plantas, a lo largo del callejón y su interior se distribuyen 8 bares donde la cerveza es la estrella indiscutible (también se encuentra el bar del Tequila, de la Absenta...) y que dispone de una decoración que utiliza souvenirs, antiguos carteles publicitarios, bandejas, vasos... cientos de elementos sobre la cerveza. 

En el bar principal del Delirium probamos la Delirium Tremens, la Paranoia, y dos más que no recuerdo. Los precios variaban entre 5-7 €, y cada cerveza venía en su vaso (cosa que molaba mucho!). Salimos de ahí muuuy felices, jajaja. Entramos en el bar Delirium de al lado, y ahí probamos una última. Tenían un METRO-BIRRA, donde ponían 10 cervezas diferentes por 30€. Nos lo guardaríamos para más adelante.

Nos fuimos a cenar a una hamburguesería del centro donde comí una hamburguesa vegetariana que recuerdo muy buena, obviamente, jajaja. Y de ahí nos fuimos al apartamento. El jaleo en la calle ya estaba en auge, pero nosotros, después de la ducha y de todo el día dando vueltas, fue tocar la almohada y quedarnos fritos. Al día siguiente nos tocaba irnos para Brujas. De momento, Bruselas nos había encantado!

 

CONCLUSIONES DEL DÍA EN BRUSELAS

- Es una ciudad muy fácil de caminar, sólo coged el metro si tenéis que ir a sitios más apartados, como el Atomium. 

- Es una ciudad muy cara! No paguéis 30€ por un plato de mejillones, ¡por favor! Lo máximo que tenéis que pagar por un plato tendría que ser unos 20/25€, no más. Obviamente que si váis de pizzas o de "frittes", podréis comer más barato, pero si queréis comer de plato... esos son los precios.

- Veréis el restaurante Chez Leon en muchas webs y blogs. TURÍSTICO Y CARO.

- El Free Tour vale la pena; el nuestro no fue muy bueno, no nos aportó muchos datos curiosos de la ciudad ni de su historia, pero bueno, está bien hacerlo para entrar en contacto con el país.

- Vale mucho la pena ir al Delirium, incluso si no bebéis, solo para verlo.

 

GASTOS DEL DÍA EN BRUSELAS (1 persona)

- Desayuno : 7€

- Free Tour: 7,5€

- Comida: 37€

- 2 tíquets de metro: 5,20€

- Birras Delirium: 13,40€

- Cena: 22€

 

TOTAL: unos 92€

29 de febrero: Día por Brujas

Nos levantamos temprano y nos fuimos directos a la estación de Bruselas Central para pillar el tren a Brujas. Ahí nos tomamos un café rápido y vimos que salía en poco un tren para Brujas. Fuimos entonces a la taquilla a comprar dos billetes de ida y vuelta y fue cuando el señor nos dijo que nos saldría mucho más a cuenta comprar una tarjeta de 10 viajes para ambos.

Nosotros entendimos que eran 5 idas y vueltas para cada uno; pero no, eran 10 viajes en total. Como buenos españoles nos las sabemos todas, y decidimos con Carlos que intentaríamos hacerlos durar hasta el final (ya que teníamos por delante más de 10 viajes, jajaja). Pero, ¿no teníais que validar el título cada vez que subíais? Pues no, esta tarjetita era una tarjeta donde A MANO escribíamos los viajes con el origen, el destino, el día y la fecha. A MANO, CON BOLI... todo muy a la antigua. ¿No se les había ocurrido que existen los bolis que se borran, por ejemplo?

¿O la gente que lo apunta cuando ve que llega el revisor, como nosotros, por ejemplo? Jajaja. Muy curioso, ¿no os parece? Para un país que se encuentra en el centro de todo... 

Los trenes, además, tenían revisor y el típico que antiguamente salía del tren y silbaba por un pito para avisar de que se cerraban las puertas, pues también estaba. Los trenes se clasificaban en rápidos (IC) y lentos (SP). Y dentro de los trenes había 1a y 2a clase. Nosotros éramos 2a clase, claramente, jajaja. Pero es que la 1a clase no se diferenciaba tanto de la 2a. De hecho, en este primer tren que cogimos, todos los turistas nos sentamos en 1a clase sin saberlo... y el revisor (o el del silbido, porque no los distinguía) nos echó un poco de malas maneras (debía de estar harto de ver que la gente se equivocaba, pero sería por algo, digo yo...). 

El trayecto duró una horita y poco. Se hizo placentero. Llegamos y caía una lluvia finita, nada de lo que preocuparse. Aprovechamos para meternos en la primera iglesia que vimos (os digo de YA que no he visitado yo nunca tantas iglesias en mi vida, jajaja!) a esperar que mejorara un poco el clima. Luego, salimos a dar una vuelta por la ciudad de Brujas y descubrimos por qué es la joya de Bélgica. 

Me recordaba un montón a un pequeño Amsterdam, con canales, casas coloridas y puntiagudas y callejuelas estrechas sacadas de un cuenta de la Edad Media. A lo tonto se hizo la hora de comer y hacía bastante frío, así que nos metimos en un restaurante que al principio nos arrepentimos un poco porque estaba vacío, pero que resultó ser muy rico. Carlos como siempre se pidió su menú típico belga, con una sopa de tomate y un estofado, y yo me pedí un tipo de gratin al horno con mejillones, salmón, gambas, queso fundido, bechamel... una bomba, ¡pero qué delicia! Me entró super, super bien.

¿Se nos había acabado ya el tour por Brujas? ¡No! Decidimos con Carlos que íbamos a apuntarnos a un Free Tour para quitarnos un poco la espinita que nos había dejado el del día anterior. Así pues, empezamos el Free Tour en la Plaza Central de Brujas con Mario, un guía boliviano que resultó ser de los mejores guías y Free Tours que he hecho en lo que llevo viajando. Hizo el tour super divertido, super ameno y lo que me gustó más, nos contó historias que no eran las típicas y que hacían referencia a personalidades que, igual por no ser tan famosos, quedaban en el olvido y él quería recuperarlos. 

Para empezar nos explicó que gracias a la presencia de los condes flamencos, su ubicación favorable y la conexión con el mar, Brujas se convirtió a principios de la Edad Media en una ciudad portuaria y comercial internacional y dinámica. En particular el famoso paño flamenco (tejido de lana procesada con sus patrones y mosaicos bordados a mano) supuso un impulso económico a partir del siglo XI. Esto atrajo a mucha gente que quería participar en la bonanza y la población creció rápidamente. Cuando a finales del siglo XIII mercaderes italianos eligieron Brujas como base fija para su comercio marítimo, otros siguieron su ejemplo. Comerciantes de toda Europa se instalaron en la ciudad. Surgieron nuevos edificios, como el Campanario con la Lonja en la Plaza Mayor, el Hospital de San Juan, varias iglesias, pero también importantes infraestructuras comerciales como la Lonja del agua. También se estableció en este periodo en Brujas la primera bolsa de valores del mundo. Especialmente en el siglo XIV, Brujas podía presumir de ser uno de los centros comerciales más importantes del noroeste de Europa.

A finales del s. XV Brujas pasó a un segundo plano y sufrió una decadencia considerable, hasta llegar a ser casi olvidada por completo. Pero llegó el momento: los lectores de la novela de Georges Rodenbach «Bruges-la-Morte» (1892, tuvieron que pasar 4 siglos) conocieron Brujas como un lugar un tanto somnoliento, pero particularmente misterioso. Sobre todo las fotos que ilustraban la novela hicieron que los lectores sintieran curiosidad por visitar la ciudad. El espléndido patrimonio de Brujas fue redescubierto y la ciudad dio sus primeros pasos prudentes en el mundo del turismo.

Brujas es la primera ciudad del mundo que usó el turismo como fuente de ingresos, es la ciudad que lleva más tiempo haciéndolo, vaya. Desde hace más de 200 años. Su nombre es Bruggen (o algo así) y significa "la de los puentes"; los españoles, al escucharlo, lo tradujeron literalmente y por fonética como Brujas, lo que le dio un aire así místico que nada tiene que ver con su nombre original. También nos contó que en Brujas fue donde NACIÓ la Bolsa mundial, el concepto de Bolsa. La familia Van Der Buërse fue la propietaria del edificio donde se realizaron las primeras reuniones comerciales y mercantiles de la historia (de ahí el nombre Burse - Bolsa ). 

La historia que más me tocó, pero, fue la última; nos llevó a un lugar que fue la residencia de las Beguinas de Brujas. Las beguinas fueron mujeres que se reunieron por todas partes, recreando ciudades dentro de las ciudades, con la intención de llevar una vida de perfección en un medio urbano, sin pronunciar votos y exentas de las reglas de la Iglesia. «El movimiento de las beguinas seduce porque propone a las mujeres existir sin ser esposas, ni religiosas, emancipadas de cualquier dominación masculina» Fue el primer movimiento feminista conocido y, por supuesto, fue reprimido durante mucho tiempo. Se hicieron construir como una pequeña fortaleza donde solo podían entrar ellas y los que ellas cuidaban... y así fue hasta que murió la última mujer hace unos 10 años. Terminar el Tour así nos dejó con los pelos de punta, ¡qué maravillas y qué bien lo contó ese señor!

ambién nos explicó, como historia curiosa, que en Brujas se encontraba una chocolatería donde los Rolling Stones habían ido y habían ESNIFADO chocolate, por petición particular... en fin, será de lo más sano que esnifaron esa gente seguramente.

Al finalizar el Tour decidimos ir a visitar los "Molinos de Brujas". Fue un poco decepcionante, pero la verdad que el paseo a lo largo del río sí que fue un descubrimiento, Brujas era más grande de lo que nos habíamos imaginado. 

Después de tanta caminata, no nos podíamos ir de Brujas sin visitar una cervecería artesanal y probar un par de las cervezas que ahí se vendían. Como siempre, triples y trapistas, por no perder la costumbre.

Nos fuimos directos al apartamento, a ducharnos y a dormir. Estábamos agotados! Esa noche Mimi durmió conmigo!!!! 

Medio Tour estaba en ese bar, jajaja! La verdad que las cervezas, como siempre, estaban bien buenas. Después de ahí ya nos fuimos paseando hasta el tren para volver a Bruselas. 

Brujas nos había super encantado!

CONCLUSIONES DE BRUJAS

- Se nota que es la ciudad más turística de Bélgica pero tuvimos la suerte de ir entre semana y no encontrar mucho turismo. Así que si tenéis que haceros un planning, dejarla para un día que no sea fin de semana, creo que lo vais a agradecer.

- Es una ciudad más grande de lo que parece pero muy fácil de caminar, por lo que no tendréis problema siempre que llevéis calzado cómodo.

- Un Free Tour es 100% recomendable, lo cogimos con Civitatis, si tenéis la suerte de que os toque con Mario lo vais a gozar. 

- Igual de cara que Bruselas, ni más ni menos. 

- Había leído que estaba sobrevalorada y no, ¡vale mucho la pena!

 

GASTOS EN BRUJAS (1 persona)

- Café desayuno: 2,90€

- Comida: 32,50€

- Free Tour: 7,5€

- Cervezas: 8,5€

TOTAL : 51,40€ aprox.

1 de marzo: Día por Amberes & Malines

Después de los mimos matutinos ya rutinarios de Mimi, pillamos el tren tempranito a la mañana para irnos para Amberes (o Antwerp en flamenco). No nos esperábamos mucho de la ciudad ya que nos habían dicho que no había mucho que ver, pero la verdad es que fue una grata sorpresa!

Empezamos la visita a la ciudad con la famosa estación de tren de Antwerp, ¡qué preciosidad!

Además habíamos pillado un día soleado, lo que hacía que los colores dorados de la estación resaltaran aún más. De ahí nos fuimos caminando por una avenida principal llena de comercios, supongo que la avenida más céntrica de la ciudad. Toda ella con fachadas modernistas y renacentistas.

Caminando y perdiéndonos por sus calles vimos una torre: necesitábamos llegar a esa torre! Os podéis creer que dábamos vueltas y vueltas, y más vueltas... y no había manera de alcanzarla? Jajaja! La verdad que fue divertido; finalmente, lo logramos. Formaba parte de la Catedral, que estaba cerrada y por eso no pudimos visitarla por dentro.

La plazita delante de la Catedral era muy bonita, típica ya de las vistas con anterioridad, pero que no deja de sorprender lo diferente que se ve de las plazas a las que estamos acostumbrados. Caminamos hasta llegar al puerto, donde había un castillo que parecía más una maqueta (o que había sido restaurado no hacía mucho). Seguimos caminando por el puerto y llegamos a una zona más industrializada, pero igualmente bonita, con una antigua estación marítima que parecía sacada de un cuento de Charles Dickens.

A mi en ese momento me estaba ya entrando un hambre atroz, así que con Carlos nos metimos otra vez más para el centro; yo no quería volver a gastarme un dineral en comer lo mismo, o en comer mal... y Carlos no quería comer otra cosa que no fueran "frittes", jajaja. Así que él se compró un cartoncito de patatas fritas para llevar y yo me senté en un 

restaurante taiwanés y me comí un Pad Thai que estaba DELICIOSO. 

Después de comer, pillamos el tren para irnos a visitar Malinas. Amberes se veía en medio día. Malinas no estaba en nuestros planes, pero el guía de Brujas nos la había recomendado, y quedaba de paso a la vuelta para Bruselas, así que no nos perdimos la oportunidad de visitarla, y la verdad que no defraudó en absoluto. Tenía iglesias muy bonitas, canales, y un parque muy pictoresco, lo que nos amenizó toda la tarde hasta volver a Bruselas.

De vuelta a Bruselas decidimos no pasar por el hotel para que no nos diese el sueño ni la morriña, y nos fuimos a pasear de noche las calles que ya habíamos visto de día, pero con un objetivo bien claro: ¡comernos un gofre (o Waffle) belga! Nos contó elegir ya que había muchos sitios y de precios muy variados, pero al final fuimos a uno que parecía tener precios ajustados y producto fresco (ya que si la pasta se deja mucho rato, se vuelve dura y el gofre no vale la pena!). Después de recargar azúcares y energías con los gofres, visitamos el Manequin Pis de nuevo (esta vez de noche), pero también visitamos la versión chica y la versión perrete. 

La Girl Pis se encuentra en la misma calle de los bares Delirium, por lo que es muy fácil de encontrar; el perro hay que caminar un poco más, pero es curioso verlo. Después de ahí, y como no podía faltar, encontramos un pequeño bar/taberna escondido en una callejuela (donde sólo se entraba para ir a ese bar) y probamos un par de cervezas artesanales más. Era un bar que tenía 400 años de antiguedad, y en la mesa de al lado teníamos los típicos ingleses chillones bebiendo cervezas a doquier, por lo que con lo cansados que estábamos, tuvimos suficiente y de ahí nos fuimos a la casa y a dormir directos, nos quedaba el último día y lo íbamos a aprovechar al máximo!!

CONCLUSIONES DE AMBERES & MALINAS

- Amberes VALE LA PENA; que no os digan lo contrario. Lo podéis juntar con Gante o con Lovaina y hacer medio día de excursión en cada lado; Malinas es bonita, pero si no la veis (y habéis visto Brujas) tampoco pasa nada.

 

GASTOS DEL DÍA (1 persona)

- Desayuno: 8,10€

- Pad Thai: 12€

- Gofre: 3,5€

- Birra: 6.5€

TOTAL: 30€ aprox.

2 de marzo: Día por Gante & Lovaina

¡Último día por Bélgica! Ya se nos va notando el cansancio, para qué nos vamos a engañar. Llevamos una media de 20 km caminados por día, estamos a tope!! Esta vez desayunamos algo rápido en la misma estación y nos subimos al tren que nos lleva a Gante. La sorpresa es que nos pensábamos que nos dejaba mucho más cerca del centro, y para llegar hay que caminar una buena media hora! El paseo tampoco es muy "simpático", por lo que no nos estaba gustando mucho en un principio. Una vez llegados al centro, todo cambia.

La plaza de Gante es enorme, y preciosa. Y la catedral es muy muy bonita.

La catedral es conocida por albergar el retablo de la Adoración del Cordero Místico, conocido también como Políptico de Gante, obra de Hubert y Jan van Eyck. No lo pudimos ver ya que la zona del retablo estaba cerrada y había que pagar entrada y , "sorry, not sorry", solo pago para ver obras religiosas en Roma. La entrada a la catedral, como en toda iglesia o catedral de Bélgica, es libre, por lo que entrar ahí ya vale la pena.

Seguimos paseando por las callejuelas de Gante, descubriendo otras plazas, canales, castillos... ese día el tiempo estaba un poco más rebelde así que no lo disfrutamos tanto, supongo... (y también estábamos reventados). 

El callejón Werregarenstraatje, en el centro de Gante, es una zona donde el grafiti está permitido. Oficialmente no está permitido dejar obras ni etiquetas, pero si se tolera.

La zona de toleración surgió durante las Fiestas de Gante de 1995 cuando hubo un proyecto de grafiti con unas pocas obras de arte en los muros. 

Ahora a este callejón se le conoce por el nombre ‘la calle de los grafitis’. Hoy en día esta calle es una cacofonía de colores. La calle Werregarenstraatje es un lienzo al aire libre para los artistas del grafiti.En esta “calle de los grafitis”, los artistas del spray plasman intensas obras dando rienda suelta a su creatividad.

Lógicamente, el aspecto de este espacio cambia constantemente. ¿Quieres salirte de los caminos trillados? Pues entonces merece la pena dedicarle un rato de su escapada. 

El Castillo de los Condes de Gante es el único castillo medieval en Flandes  Con un sistema de defensa casi intacto. Esto hace que el castillo se identifique de una forma peculiar y ofrece la plusvalía turística a la ciudad, pero, como no, nosotros no pagamos la entrada (esta vez yo la hubiese pagado), había mucha cola... y preferíamos seguir paseando y descubriendo la ciudad.

Y en ese paseo pasamos por delante de un mercadillo de venta ambulante de papas fritas, que la verdad, tenían muy buena pinta, así que Carlos decidió comer de ahí; yo, seguía en mi negativa de comer frittes, así que me encontré un restaurante "hawaiano" donde te podías armar tu propio bowl... ¡lo disfrute al máximo! Arroz, aguacate, edamame, mango, cebollita frita, calabaza... una explosión de sabores que mi cuerpo agradeció al máximo.  

Eso sí, ¡acabé llenísima a más no poder! Después de comer nos fuimos directos a la estación de tren, que teníamos un buen trecho, para ir a Lovaina. Este pueblecito había sido la casa de una amiga de Carlos durante su Erasmus, y por eso lo íbamos a visitar. Además, tiene uno de los ayuntamientos más bonitos y famosos del mundo, ¡y no era para menos! Menuda belleza.

Si cuentas bien, nada menos que 235 esculturas adornan los nichos de la fachada. Su construcción comenzó en el s. XV, pero las esculturas no se colocaron hasta 1850, cuando el escritor francés Victor Hugo convenció a las autoridades municipales para colocarlas en los nichos vacíos. La Iglesia de San Pedro se encuentra justo enfrente del ayuntamiento. Lovaina tenía además un ambiente muy universitario (creo que es la ciudad universitaria por excelencia) y había una feria y mercadillos por sus calles, por lo que nos gustó muchísimo y nos hubiésemos quedado más tiempo de haber podido.

Tocaba volver a Bruselas a disfrutar del último paseo nocturno y a hacer las compras de regalitos de rigor. Esta vez sí que pasamos por la casa a ducharnos y de ahí salimos en búsqueda de un restaurante que hiciese otro plato típico que Carlos aun no había probado, chicons au gratin, u endivias gratinas al horno con jamón. No fueron tan fáciles de encontrar cómo pensábamos y acabamos comiéndolas (bueno él, yo no) en el restaurante donde el primer día nos habíamos sentado y levantado, el Chez León. ¿Por qué? Porque las tenían como plato de entrante y valían más baratas. Yo ahí sí que me pedí un platito de frittes y una cervezita para terminar nuestro viaje. 

Fue una experiencia muy bonita, tuvimos mucha suerte con el tiempo y pasamos unos días maravillosos.

CONCLUSIONES DEL DÍA POR GANTE & LOVAINA

- Gante vale la pena visitarla, como ciudad conocida de Bélgica, pero Lovaina se lleva mi amor incondicional por ser más desconocida y, por ende, más auténtica. La recomiendo mucho, incluso para quedarse ahí una noche, ya que debe de haber ambiente.

- El plato de endivia no vale tanto la pena, al parecer, jajaja!

GASTOS DEL DÍA (1 persona)

- Desayuno: 11,10€

- Surtido de Chocolates: 12€

- Cena Chez Leon: 9€

TOTAL: 32€ aprox

GASTOS TOTALES DEL VIAJE (1 persona, 6 días/5 noches)

 

- Vuelos (4 - Menorca-Barcelona-Menorca, Barcelona-Bruselas-Barcelona): 175€

- Airbnb (5 noches): 213€

- Bono de tren (10 viajes): 51€

- Gastos durante el viaje: 215€

 

COSTE TOTAL DEL VIAJE: unos 655€

CONCLUSIONES DEL VIAJE

- Brujas es la ciudad del romanticismo y Bruselas es artística y dinámica. Podría decir que Gante está en un punto intermedio entre las dos y que Amberes es la gran desconocida. Malinas y Lovaina, dentro de los pueblos, son pictorescos y un muy bien extra del viaje.

- Una de las cosas que más me ha gustado del país es el carácter Belga. La gente, en general, es abierta y agradable con los turistas. 

- Si tuviera que volver a hacer este viaje, dedicaría un día más a Bruselas ya que nos dejamos museos y algunas actividades por hacer. Es verdad que Bélgica es un país que, por las dimensiones y proximidad de sus ciudades y las buenas conexiones en tren, se adapta bien a una escapada rápida, aunque creo que los 4 días enteros que estuvimos son lo mínimo para visitarlo bien.

- Hay que preparar el bolsillo, no es un viaje barato. 

Pueden manejarse en tren con total soltura, son distancias cortas. En mi opinión, no merece la pena ahorrar el bus porque la relación ahorro/tiempo/calidad se cumple perfecta en el tren.

 

Y AHORA HASTA EL PRÓXIMO VIAJE PORQUE...

 

ME LA PASO VIAJANDO!


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