¿Capital de la moda o leyenda urbana? Una ciudad de Italia aun desconocida para mi (me quedan poquitas ya!) y a la que le tenía muchas ganas, sobretodo para desmitificar ese rumor de que es de las ciudades más feas de Italia. Igual no brilla como Florencia o Roma, pero no es cierto que sea fea, y es que en Italia... niente è bruto! Tiene muchas ciudades bonitas alrededor, el Lago di Como... y, como no... la comida!
Milán se planteó como un viaje casi exprés con mi mejor amiga Iris; de esas cosas que surgen una tarde que te miras vuelos y que ves que están baratos y que luego miras un Airbnb y resulta que también no está mal de precio, y resulta que también coinciden tus vacaciones con los horarios de ella...
Así que nos dijimos "Milán, ¿por qué no?".
Italia NUNCA DEFRAUDA!
Antes de irte a Milán, ¿qué debes saber?
- Tener la documentación en vigor (no hace falta pasaporte si eres europeo).
- Mirar con antelación los alojamientos, ya que Italia no es barata.
- Considerar visitar alguna ciudad o paisaje cercano a la ciudad de Milán puede ser una opción interesante.
- Con dedicarle 2 días a Milán es más que suficiente.
Itinerario en Milán (del 29 de junio al 3 de julio)
- DÍA 1 (29 de junio): Vuelos Menorca - Milán. Medio día en la ciudad.
- DÍA 2 (30 de junio): Día por Milán.
- DÍA 3 (1 de julio): Día por Bérgamo.
- DÍA 4 (2 de julio): Día por el Lago Como.
- DÍA 5 (3 de julio): Mañana por Milán. Vuelta a casa.
29 de junio: llegada a Milán
Ya siendo época estival lo bueno de Menorca es que tiene conexiones directas con muchas más ciudades europeas, por lo que pude volar directamente a Milán con Easyjet. Llegaba un poco antes que Iris, que volaba desde Alemania, así que del aeropuerto cogí el metro que me llevaría a la Estación Centrale y, de ahí, otro metro hasta la estación más cercana a nuestro Airbnb. La verdad que todo muy bien señalizado y fácil de encontrar.
Llegar a la Estación Centrale ya fue para mi una bolada de cabeza...¡qué belleza! ¡Cómo se notaba que estaba en Italia!
Así pues, ya disfrutando desde el minuto uno, llegué al Airbnb, dejé mis cosas y esperé a que llegara Iris. Una vez llegó, bajamos rápido a comer a un restaurante de buffet libre chino-japonés que había justo debajo del apartamento.
Estando ahí descubrimos que ese mismo día era el desfile del Orgullo Gay en Milán...¡y no nos lo podíamos perder! Después de comer, subimos a darnos una ducha y a cambiarnos para ir al que sería mi primer Orgullo, ¡y en Milán!
Volvimos a la Estación Centrale (era fácil de llegar, solo hacía falta seguir la purpurina jajaja) y de ahí ya el desfile había avanzado y era curioso como desde el final del desfile ya iban los servicios de limpieza retirando todo lo que había ido sido dejado atrás, eficientes un rato.
Nos compramos una cervecita y fuimos siguiendo el desfile por las calles de Milán. Había mucha música y ambiente, y no hacía un calor sofocante, así que era ideal. Vimos de todo pero todo con mucho respeto, por lo que me quedé muy agradecida y con ganas de volver a repetir un Orgullo Gay alguna otra vez. Por cierto, nosotras también conseguimos purpurina, jajaja!
Antes de ir al desfile habíamos pasado por el supermercado a comprar cuatro cositas por si por la noche nos entraba hambre, por lo que al llegar a casa hicimos una pequeña ensaladita y nos fuimos a descansar para emprender al día siguiente lo que sería nuestro primer día entero en Milán.
GASTOS DEL PRIMER DÍA (1 pax)
- Sushi : 22€
- Metro: 7,60€ (compramos un ticket de 24horas)
- Purpurina: 2€
- Birras: 5€
- Metro Aeropuerto - casa: 13€
- Compra super: 9€
GASTOS TOTALES (aprox): 60€
30 de junio: Día en Milán
Nos levantamos, cambiamos y salimos a desayunar a un sitio que hacían focaccias riquísimas y que nos iban a dar energía durante toda la mañana. Habíamos contratado un Free Tour que estaba justo al lado de donde desayunábamos y que iba a durar unas 3 horas. El Free Tour lo hacía una chica catalana que llevaba muchos años en Milán y con la que pudimos hablar de manera más privada en catalán mientras paseábamos.
El tour nos llevó por los puntos más interesantes de Milán: la Pinoteca de Brera, il Castello Sforzesco, Cordusio, il Duomo, las Galerias Vittorio Emanuele II... y la verdad que nos hizo ver que Milán es mucho más que la "ciudad de la moda", ya que en ella hay historia, arte, arquitectura y muchas cosas que ver.
Una de las primeras paradas, la Pinoteca de Brera, se encontraba en uno de los barrios más ricos de la ciudad.
Sus calles eran preciosas y super bien cuidadas, ¡no queráis saber lo que vale vivir ahí!
Luego vino el turno del Castello Sforzesco, un castillo que se hizo construir por la familia Sforza y que fueron una de las familias más influyentes de Milán. De hecho, la guía nos comentó que se dice que lo siguen siendo, teniendo incluso cargos de poder o siendo los fundadores de marcas como Alfa Romeo o antigos dueños del Inter de Milán. Su escudo, un dragón con una corona tragándose a una persona, aparece por toda la ciudad (así como en estas marcas, miradlo!).
De ahí fuimos por una avenida bastante ancha hasta llegar a una plaza donde había diferentes establecimientos ya de marcas, también oficinas, pero lo que más sorprendía era el Starbucks, el cual está situado en el antiguo edificio de Poste Italiane, y tiene muchísimo encanto. Decidimos que lo visitaríamos por dentro el último día que teníamos la mañana libre.
Y de ahí, paseando, primero paramos en una plazoleta que era de las más antiguas que quedaban en el centro de Milán, centro de mercado para los comerciantes de la época, y fuimos a ver el Duomo. La verdad que la catedral es magnífica y colosal.
La construcción del Duomo de Milán inició en 1386 y terminó en 1965 y se llevó a cabo en el mismo lugar donde se encontraba desde el siglo V la Basílica de San Ambrosio. La construcción de la catedral se realizó en un período de cinco siglos durante los cuales, diferentes arquitectos, escultores y artistas aportaron su contribución profesional en la famosa “Fabbrica del Duomo” (Fabrica de la Catedral) que era una institución integrada por 300 empleados liderados por el arquitecto Simone da Orsenigo. Galeazzo concedió a la Fabbrica el uso exclusivo del mármol de la cantera de Candoglia y la exoneró del pago de impuestos. Este impresionante proyecto dio como resultado una obra arquitectónica única, que fusiona el estilo gótico internacional con la arquitectura tradicional lombarda. Además, es una de las Catedrales más altas del mundo, 45 metros de altura, solamente superada por la de Beauvais, en Francia, con 48.
Después fuimos a ver las famosas Galerías Vittorio Emanuele II, impresionantes galerías donde encontrar las mejores marcas y las más caras. De hecho, estas marcas usan esta galería más como un sitio de publicidad que como una tienda física donde sacar beneficios, ya que con los beneficios de tener otras tiendas en el mundo, pagan lo que cuesta un alquiler en la galería y promocionan la marca. Un alquiler en la galería llega a valer los 2 millones anuales!
En el octágono central de la galería se encuentra un mosaico que muestra el escudo familiar de los Savoia con un “famoso” toro. Según la tradición, tendrá buena suerte aquel que dé un giro completo por encima del toro, con el pie derecho y con los ojos cerrados. Obviamente, estaba lleno de gente, y nosotras no consideramos que fuese necesario ponerse a dar vueltas ahí encima, por lo que pasamos.
Las galerías conectan la Plaza del Duomo con la Plaza de l'Scala, donde se encuentra el Teatro alla Scala, un edificio que por fuera parece muy modesto pero que por dentro alberga, al parecer, un precioso teatro (quisimos ver si podíamos verlo pero estaba cerrado).
Ahí acabó el tour, así que nos fuimos a comer a un sitio de pasta bastante barato por ser Milán que nos había recomendado la guía y volvimos al Duomo y a las Galerías a sacar alguna otra fotito y verlo todo con más calma y ya con otra perspectiva una vez hecha la visita.
Durante la visita la guía también nos había explicado que había unos canales en Milán que habían sido diseñados en su origen por Da Vinci, y que eran conocidos como la pequeña Venecia milanesa. ¡No se hable más, para allá que iremos a hacer la apericena! La apericena es muy típica de algunas zonas de Italia, donde se paga por el precio de la consumición y te entra una variedad de comida, en algunos sitios incluso siendo buffet libre.
Cuando salíamos del metro para ir a nuestro Airbnb encontramos un puesto de venta ambulante donde vendían unos vestidos bastante bonitos para la ocasión y nos dijimos, "por qué no? ya que estamos en Milán..." jajaja. Nos cambiamos dentro de unas furgonetas, todo muy "chic", y dejando a parte que llevábamos zapatos de batalla, nadie nos iba a mirar los pies... por lo que compramos esos vestidos como si fueran de Gucci, nos fuimos al apartamento a acicalarnos y salimos más monas que un pincel!
Cogimos un bus que nos llevaba directas a esa zona de la ciudad, il Naviglio Grande, y cuando llegamos la verdad que nos llevamos un poco de decepción. Eso de pequeña Venecia no tenía nada, jajaja. Estaba bastante sucio, todo lleno de grafitis y los bordes del canal llenos, pero llenos, de bares para guiris. Por tanto, en nuestra opinión, un engaña-turistas. Pero ya que estábamos ahí, íbamos a aprovecharlo y a vivir la experiencia.
Nos sentamos en un bar que ofrecía un Aperol y un surtido de canapés, y ahí nos tomamos nosotras nuestras bebidas tan monas, con nuestro vestidos comprados del mercadillo y nuestras zapatillas de deporte, jajaja! La verdad que nos reímos un montón y, al final, eso es lo que cuenta.
Finalizada nuestra apericena, nos dimos una vuelta por el canal y cogimos el bus de vuelta.
Al día siguiente habíamos decidido ir a Gènova, por lo que nos teníamos que levantar temprano para ir a la estación y comprar los billetes. Milán la volveríamos a visitar un poco el último día que teníamos toda la mañana libre antes de coger el vuelo de vuelta.
CONCLUSIONES DE LA CIUDAD DE MILÁN
- Es una ciudad que gana cuanto más la conoces, vale la pena visitarla. Llana y fácil de caminar.
- No vale la pena el canal, nos pareció muy atrapa-turistas.
- No pudimos visitar el museo donde está el cuadro de "La Última Cena", hay que reservarlo con tiempo.
- Es una ciudad muy fácil de recorrer en transporte público.
- Visitar el Duomo por dentro debe de hacerse también, se puede reservar con un par de días de antelación (nosotras lo teníamos para el último día).
GASTOS DEL DÍA (1 pax)
- Desayuno: 8,50€
- Cafe: 1,80€
- Canolino (dulce): 1,90€
- Vestido: 27,50€
- Comida: 15€
- Apericena: 14€
TOTAL (aprox): 70€
1 de julio: Día por Bergamo
Nos levantamos decididas a ir a Génova y pasar un día por una ciudad de costa desconocida para ambas; al llegar a la Estación Centrale nos dimos cuenta que, no solo las combinaciones era bastante pésimas, sino que el precio del billete era caro y el trayecto era de unas dos horas... por lo que no valía la pena para solo un día ahí. ¿Qué hacemos? Miramos opciones que nos quedaran cerquita y salió Bergamo, no lo teníamos ni contemplado en el mapa pero el tren eran menos de 10€ y el trayecto menos de una hora, por lo que decidimos ir para allá.
Después de una horita de tren, con un solecito muy placentero, nos plantamos en la ciudad, que está dividida entre la parte "nueva" y la parte "antigua". En la parte nueva pudimos disfrutar de un agradable paseo y de un mercadillo al aire libre, donde me compré un anillo y una pulsera muy chulos. De ahí fuimos caminando hasta llegar a un funicular que nos subió hasta lo que es el verdadero atractivo de Bergamo, su ciudad medieval amurallada. ¡Qué preciosidad!
Desde el minuto uno nos dejó boquiabiertas. Se conservaba como en un viaje en el tiempo, parecía que estuviésemos otra vez en época medieval y que todo estuviese tal cual en esa época.
Además hacia un día un poco nublado por lo que la temperatura y el ambiente acompañaban a la sensación de estar atrapadas en otro siglo. Llegamos a la Plaza Vecchia y ahí había, como en círculo, sedificios y monumentos históricos como la Torre Cívica, que data del siglo XII-XV, el Palazzo de la Ragione, símbolo de la edad comunal a la que también llaman El Campanone, y que todas las noches a las diez da cien repiques de campana para recordar el toque de queda y la Domus Suardorum, del siglo XIV-XV, que hoy acoge la universidad, el edificio que aloja la biblioteca cívica y la fontana, regalo del Podestá véneto Alvise Contarini en el siglo XVII.
Esta plaza está conectada con la Plaza del Duomo (de la Catedral) por una callejuela con pórticos y donde se hallan el Bapisterio, la Basílica, la Capilla y la Catedral. Para mi, una de las plazas más preciosas que he visitado.
El interior de la Catedral era de pago, pero el de la Basílica no... y era, espectacular!
Ensimismadas por toda esta belleza, nos seguimos perdiendo por los rincones y las callejuelas de Bergamo hasta llegar a unos jardines un tanto escondidos pero muy bonitos, donde nos sentamos a descansar en unos bancos y a respirar el olor a naturaleza y tranquilidad antes de ir a comer a un sitio que tenía como un patio interior enorme, y donde pudimos comer un menú bastante barato, bien de cantidad y calidad, y donde se nos puso a llover pero con los toldos no nos mojamos... ¡así que fue genial!
La verdad que todo lo que íbamos viendo nos encantaba y nos pareció una suerte haber escogido Bergamo por encima de Génova.
Llegaba la hora de empezar a volver para la estación de tren, y a la bajada decidimos ir andando por un camino en medio de jardines y con unas vistas a la ciudad nueva muy bonitas.
De vuelta a Milán pensamos que podría ser una buena idea ir al cine a ver la película Inside Out 2 que acababa de ser estrenada. Justo encontramos un cine donde la echaban en versión original, así que fuimos directas a ello.
Fue una experiencia chulísima! Ya no solo por el hecho de ir al cine con Iris, que siempre es como volver a recuerdos de la infancia, sino porque a mitad de la película, se paró. Pensábamos que podía ser un apagón... pero, no, no! Hacían descanso en mitad de la película, como en los viejos tiempos, jajaja! Y, a parte de esto, la película nos encantó.
Fue un broche final a un día mágico. Mañana era nuestro último día entero de viaje, e íbamos a descubrir el Lago Como, uno de los lagos más famosos de Europa... a ver cómo es!
CONCLUSIONES DEL DÍA EN BERGAMO
- Está a una hora en tren, si llega, de Milán. Y, para mi, es visita obligada. Me parece poco conocida por lo bellísima que es, pequeña y fácil de visitar.
- A la subida mejor ir en funicular, pero la bajada vale la pena hacerla a pie, es un paseo muy agradable.
- Hay que llevar calzado cómodo, ya que las calles empedradas no son fáciles de transitar.
GASTOS DEL DÍA (1 pax)
- Tren ida y vuelta: 12,60€
- Cafés: 4€
- Ticket funicular: 3,40€
- Comida Bergamo: 15€
- Cine: 10€
- Palomitas: 5€
- Tickets metro: aprox 7€
TOTAL (aprox): 60€
2 de julio: Día por el Lago di Como
Último día antes de emprender la vuelta a casita! :( Hoy nos tocaba visitar el Lago di Como, un lago muy conocido, muy fotografiado y que nos apetecía mucho visitar. Cogimos un tren de la estación Cadorna, desayunamos un café con un croissant justo en una cafetería que había ahí al lado, y de ahí emprendimos un viajecito de poco más de una hora para llegar al lago.
Una vez ahí, es muy fácil andar por el lago ya que hay todo un paseo que lo rodea, y además también hay barquitos que hacen el típico tour del lago y que van parando por diferentes puntos. Hay que saber que el lago tiene casi 150 km2, o sea que es imposible verlo en un solo día ni navegarlo, pero se puede hacer una idea de lo que es dando un paseo por sus alrededores.
Se encuentra en la frontera con Suiza, por lo que los paisajes son muy verdes y frondosos.
Lo primero que hicimos (a parte de admirar el lago) fue adentrarnos en la pequeña ciudad de Como e ir a la oficina turística donde una chica muy amable nos indicó algunos restaurantes donde poder comer al mediodía y qué hacer en el lago. Lo primero, dimos una vuelta por las calles de la ciudad y vimos unas cuantas iglesias, un museo y algunas plazuelas. Al estar en medio de colinas, ganaba en belleza una ciudad que podría ser una más de la Bella Italia.
Después de haber dado una vuelta por la ciudad, emprendimos el camino por el borde del lago, mientras íbamos contemplando el paisaje y charlando. Fue un paseo muy agradable, y lo recuerdo también con una temperatura ideal. Había una zona con muchos cisnes... ¡era idílico!
Después de andar durante un par de horas, o tres, ya nos estaba entrando hambre, por lo que decidimos volver a la ciudad e ir a un restaurante que resulto ser el favorito de nuestro viaje: Osteria del Gallo, un restaurante super local, muy auténtico (en la puerta tenía signos como "aquí hablamos italiano", en crítica al turismo) y cosas así, y con un menú muy bien de precio. El restaurante lo llevaba un matrimonio desde hacía 40 años, si no más, y estaba todo decorado con gallos de todo tipo: grandes, pequeños, de cerámica, pinturas, de madera, de hierro, estampas, pancartas, de diferentes colores, de diferentes puntos del mundo... había gente que les traía gallos y ahí los colgaban. Fue todo un descubrimiento y nos trataron de 10!
Terminada la comida, espectacular, subimos con un funicular a la parte alta del lago. Des de ahí, parece ser que había un faro desde donde se podían conseguir unas vistas panorámicas muy buenas del lugar. ¡Ahí vamos! La cola para subir al funicular era bastante larga y ya el calor en ese momento sí apretaba, por lo que nos agobiamos un poco. Una vez arriba, la gente se quedaba sacando fotos o en los bares y restaurantes de alrededor del funicular, pero nosotras decidimos caminar (si no recuerdo mal un kilómetro y medio) hasta el faro.
Bueno... el faro estaba muuuucho más lejos de lo que nos había parecido en un principio, y el camino para llegar hasta ahí era, empinado no, empinadísimo!!! Pero llegamos, nos costó sudor y lágrimas (y alguna que otra risa, ya que en un momento dado pusimos la canción de Rocky Balboa) , y llegamos. ¡Valió muchísimo la pena! Las vistas quitaban el aliento, real.
La bajada fue mucho más tranquila, cómo no, volvimos a bajar con el funicular y cogimos el tren de vuelta a Milán. Al llegar, nos fuimos directas al Airbnb a ducharnos y, después, bajamos a una pizzería que había en nuestra calle (una pizzería napolitana muy buena) para cenar algo tranquilamente en nuestra última noche en la ciudad. A la mañana siguiente íbamos a recorrer un poco más el centro de Milán con las cuatro cosas que nos quedaban por ver antes de irnos para el aeropuerto!
CONCLUSIONES DEL LAGO DI COMO
- Vale la pena ir en un día soleado como el nuestro; si sabéis que hará malo, no lo podréis disfrutar, por lo tanto, no vale la pena gastar el día en ello.
- Sí, subir al faro cuesta, pero las vistas son espectaculares así que yo recomiendo hacerlo.
- Por favor, id a la OSTERIA DEL GALLO, no os arrepentiréis!
- Los alojamientos en Lago di Como son carísimos, vale la pena ir y volver desde Milán, hay muchas combinaciones de trenes y la distancia es corta.
GASTOS DEL DÍA (1 pax)
- Desayuno: 3,50€
- Tren ida y vuelta Como: 11€
- Osteria del Gallo (comida): 27€
- Cena: 17,50€
- Tickets metro: unos 7€
- Funicular: 6€
TOTAL (aprox): 72€
3 de julio: Último día por Milán y vuelta a casa
Volvimos a desayunar a ese sitio de focaccias que tanto nos había gustado el primer día y de ahí intentamos ir a visitar el museo donde se encuentra La Última cena, pero fue imposible. Estaba lleno. Así que vimos que había tickets disponibles para visitar el Duomo (la entrada sencilla, sin subir a ninguna torre ni nada), por lo que decidimos ir a verlo.
En la cola nos hicieron lo típico de registrar las mochilas... y nosotras lo único que llevábamos era ropa sucia (y bragas, jajaja) por lo que le dijimos al segurata que era eso lo único que iba a encontrar, y se rió. Menuda broma antes de entrar a una catedral, debió de pensar. Jajaja!
Ese día tampoco había mucha luz ya que estaba nublado, pero sí que es verdad que contrasta un poco lo oscuro de dentro con lo blanca y brillante que es por fuera. Y, también, parece mucho más pequeña por dentro de lo que realmente es.
Cuando íbamos caminando por la catedral, envueltas en esa ligera penumbra, vimos a lo lejos una estatua de la cual la guía nos había hablado en el tour. Había bastante gente alrededor, moviéndose para observarla desde distintos ángulos. La imagen, a medida que nos íbamos acercando, fue definiéndose mejor y nos dimos cuenta de que aquello era una escultura que bien podría servir para una clase de anatomía, pues se veían perfectamente todos los músculos y algunas venas del cuerpo. Nos acercamos más y una vez estuvimos debajo de él, nos dimos cuenta del dolor y la frialdad que transmitía esa mirada. Es la estatua de San Bartolomé desollado, de Marco d'Agrate. Una estatua de un realismo fascinante y la más importante de la Catedral. Marco d'Agrate era un escultor lombardo que realizó esta obra alrededor de 1562, esculpiendo al santo desollado y con su propia piel sobre el hombro, como si fuera una estola.
También dentro del Duomo nos obsesionamos con encontrar los signos del zodiaco, que la guía nos había dicho que había en el suelo. No había manera de encontrarlos, dimos dos vueltas y nada... hasta que por fin los vimos, en el pasillo al lado de la entrada. Parece ser que la luz del sol va moviéndose por la línea que une a los diferentes signos y que los ilumina en los diferentes meses del año, toda una proeza de la astronomía!
Visitada la catedral quisimos echar un vistazo al famoso Starbucks construido dentro del antiguo edificio de Correos de la ciudad. Los italianos son muy "suyos" con el café y las cafeterías, quieren guardar lo auténtico (y me parece genial!), así que no sé qué cantidad de dinero debía de pagar Starbucks para que le dejaran meterse ahí, pero es como los KFC y McDonalds que vi en Perú, por ejemplo, donde respetaban la arquitectura del lugar.
Para empezar, había que hacer cola fuera, con un segurata, que te iba diciendo cuándo entrar. Una auténtica locura... y una vez dentro, eso más que un Starbucks era una tienda, una fábrica, una cafetería, un salón... todo en uno. Una cosa muy rara, bonita (en cierta manera parecía la fábrica de Willy Wonka), pero que vamos, nos dio suficiente para dar una vuelta y salir sin consumir nada. Ya lo habíamos visto, check!
Y después de esta vueltecilla, nos tocaba irnos para el aeropuerto. Cogimos un bus que salía de al lado de la Estación Centrale (son fáciles de ver, hay muchos y van saliendo cada X según se van llenando).
Iris tuvo la gran suerte de que su avión saliera puntual... yo tuve la mala suerte de que saliera con dos horas de retraso :( por lo que tuve un buen rato de espera en el aeropuerto.
Aun así, fue un viaje increíble, donde me lo pasé genial, ya que no solo es el lugar sino la compañía y con Iris están las risas y la complicidad aseguradas <3
GASTOS DEL DÍA (1 pax)
- Duomo : 8,5€
- Desayuno: 10€
- Bus aeropuerto: 12€
- Comida: 15€
TOTAL (aprox): 50€
GASTOS TOTALES DEL VIAJE (1 PERSONA)
- Airbnb (4 noches): 223€
- Vuelos Menorca - Milán - Menorca: 50€
- Gastos en el lugar: aprox. 250€
TOTAL PARA 1 PERSONA CINCO DÍAS/CUATRO NOCHES EN MILÁN: 525/550 €
CONCLUSIONES DEL VIAJE A MILÁN
Siendo la "capital de la moda", o siendo Italia (sin ir más lejos) me esperaba que Milán fuese una ciudad más cara. Me pareció más barata que Roma, que Florencia, y también bastante auténtica, con mucha vida local y mucho ambiente. Creo que se merece un poco más de atención que solo "la moda", ya que está bien situada para visitar otros sitios próximos y, como digo, es una buena base al no ser tan cara como otras ciudades.
La temporada en la que fuimos, coincidiendo con el Orgullo Gay, el comienzo del verano... también ayudó a esa sensación de que la gente empieza a salir, pero que aun no hay tanto turismo como el pleno verano, por tanto creo que es un factor a considerar.
Recomiendo, por tanto, la visita a Milán. Si es solo a la ciudad, con un par de días es suficiente; creo que hay que visitar sí o sí Bergamo aprovechando que está al lado, así como otros puntos que puedan ser de vuestro interés.
Y hasta aquí la entrada de Milán y hasta el próximo viaje porque...
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